Los barrenderos.

Encadenado a la Gran Muralla China,
no me enfurezco, pues soy macizo.
Mis adversarios no adivinan
que puedo rizar el rizo.


Mi doncella se avecina. Es una tormenta inclemente y siberiana.


Lanzará rayos y truenos; y el vehemente granizo.
Pero yo abriré mis fauces, para que sobre mi lengua,
su tarta de queso con mermelada de arándanos, se deslice.
Mi lengua: El tobogán del parque acuático.


Me hicieron rehén unos vampiros.


Procedentes de Transilvania, y comandados por el conde Drákula,
que intenta emular la Inmaculada Concepción de María.
Pero él sólo asciende al cielo en cuerpo y alma,
si hace buen tiempo, y es de noche.


Si le dieran los rayos de Sol, le fundirían en un instante. Ceniciento, ¡ Qué derroche !


La Cenicienta, pues, le barrería.
Y le digo: ¡ Soy la escoba de la bruja !
La doncella me dibuja.
Aparezco en los papiros. El proyecto cobra vida, y adquiere volumen.





¡ Barro ! ¡ Funciono ! ¡ Instruyo ! El ama de casa, ¿ Se casará conmigo ?

 

Amenos y entretenidos versos compartes amigo Nommo, enganchan.
Enhorabuena. Saludos

 

Gracias, Halcón.
Exagero mucho, pero me gusta atrapar al lector.
No obstante, sé que mi respetable público, es sólo un sector de la población.
Puesto que vibración semejante atrae a vibración semejante, y por otro lado, cada vibración cumple con su cometido, porque lo prometido es deuda.

 

Gracias, amigo. Ser una escoba es muy lindo.
Algo es algo. Es mejor que nada.