El confesionario.

Por más que lo intento, no logro mis metas.
Por eso, me están creciendo dos coletas.
Me hago trenzas, y me pongo una falda.
Pero al mirarme al espejo, veo a Alan Alda.





Juego a las canicas, y van creciendo.


Consigo bolas del calibre del billar americano.
Los trompos que hago girar, con una cuerda,
se convierten, poco a poco, en globos aerostáticos que emergen, sobre las nubes del cielo.
He conseguido entender a mis cuatro abuelos.





Ahora, he de ponerme tacones.


Le debo un fajo de billetes, a Al Capone.
No sé dónde cobijarme, en este gran silencio.
Intramuros del convento, oigo sonidos mentales, que son sonidos, mezclados con colores.
Se recicla mi código genético, en cada célula.





Hablé con una vaca. Me dijo que, en la India, son respetadas por el pueblo.


A veces, hago flexiones y abdominales.
En un establo, con atuendo de aeróbic y, en la cabeza, una felpa.
Los caballos eligieron como rey, al Unicornio.
Porque todos somos Uno. Al menos, en California.





" En penitencia, busca la genialidad, en el sentido común, y en la congruencia. "

 

En tus dos primeras frases ya conseguiste sacarme una sonrisa, gracias.
Eres diferente y a veces difícil de comprender, pero es un reto para mi llegar a entender todas y cada uno de tus letras.
Feliz inicio de semana.

 

Gracias, amiga. Son sentimientos.
En este caso, mezclo lo masculino y lo femenino, para dar pie a unas cuántas acrobacias y volteretas conceptuales, que constituyen la prueba irrefutable, de que como es lo macro ( bolas de billar americano, y globos aerostáticos ), es lo micro ( canicas y trompos con cuerdas ).