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RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN

Tema en 'Poetas famosos, recomendaciones de poemarios' comenzado por Ciela, 17 de Marzo de 2006. Respuestas: 6 | Visitas: 4458

  1. Ciela

    Ciela Poeta veterano en el portal

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    RAÚL GANZÁLEZ TUÑÓN

        Raúl González Tuñón (Buenos Aires, 1905-1974) es el poeta que, con una enorme sensibilidad literaria, describió el pulso cotidiano de las ciudades y a sus personajes más pintorescos: músicos, vagabundos, prostitutas, aristócratas, etc.

         Su obra comenzó con los ultraístas del grupo Martín Fierro y llegó a formar parte del grupo Boedo.

         Se lo considera uno de los poeta de mayor influencia en las nuevas generaciones de poetas argentinos y latinoamericanos.

          El poeta y editor José Luis Mangieri recuerda así en el diario “Página 12”, a González Tuñón: “Raúl fue el primero que blindó la rosa: Lo dijo Pablo Neruda en Madrid en 1936, a comienzos de la Guerra Civil. Allí estaba Tuñón junto a sus amigos de las Brigadas Internacionales: Aragón, Vallejo, Ludwig Renn, René Crevel, Barbusse, con todos los poetas españoles de la Generación del ‘27: Lorca, Alberti, León Felipe, Miguel Hernández, Manolo Altolaguirre, Antonio Machado. Como dijo de él Ricardo Güiraldes, “Raúl tiene los ojos llenos de Rusia”, y los tuvo hasta el final de sus días, cuando el reformismo vernáculo y de afuera pretendía cercarlo. “Reformismo”, palabra prehistórica hoy. Raúl fue el eterno desobediente, el que no acató. Fue un hombre generoso con su tiempo. ¿Quién de la Generación del ‘60 no pasó por su escritorio en “Clarín” con los versitos iniciales para pedir su consejo? Juana Bignozzi, Héctor Negro, Julio Huasi, Juan Gelman y tantos otros que nos deslumbrábamos con sus vivencias de la Guerra Civil. Generoso con sus libros que repartía a manos llenas, poeta pobre hasta el final, él escribió uno de los poemarios más altos en la lírica de habla castellana, La calle del agujero en la media, y uno de los más estremecedores de la épica, La rosa blindada, escrito en 1936 en homenaje al levantamiento de los mineros de Asturias e impreso en los Talleres de la Federación Gráfica Bonaerense. Pero acompañó con entusiasmo a la vanguardia surrealista. Siempre en la primera línea. Modesto al extremo. “César Vallejo es el mejor de todos nosotros”, nos dijo alguna vez. Y también fue el primero en pelearle al olvido. Allí está su poemario Demanda contra el olvido. Cantata para nuestros muertos, de 1963. Nos dejó algunas frases que resumían su ética: “El hombre a la larga gotea por algún lado”. Pero ni su generación ni la mía lo vieron gotear jamás. El Tata Cedrón y Andreoli le pusieron música a sus poemas. Hoy hacen lo propio jóvenes que vienen del rock. Si parece que fueron escritos para él los versos de García Lorca “Viva moneda que nunca / se volverá a repetir”. El año que viene se cumplirán cien años de su nacimiento en el Barrio Once, barrio al que le cantara su amigo Carlos de la Púa en su libro La crencha engrasada que se abre con una dedicatoria: “A Raúl González Tuñón y Jorge Luis Borges, mis rivales en el amor a Buenos Aires”. Vayan estos recuerdos desordenados en un modesto homenaje a quien nos dijo: “Los muertos vivirán siempre en la memoria de los vivos”. El que vivió su tiempo combatiendo sin tregua nos está esperando en sus cien años”.

    Dos poemas de González Tuñón:

    O    LLUVIA
       Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa.
       Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados. Otras veces cae con furia, y uno piensa en los maremotos que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños nombres.
       De cualquier manera la lluvia es saludable y triste.
       De cualquier manera sus tambores acunan nuestras noches y la lectura tranquila corre a su lado por los canales del sueño.
       Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban:
       No habían despertado todavía al amor.
       No sabían nada de nosotros.
       De nuestro secreto.
       Ignoraban la intimidad de nuestros abrazos voluptuosos, la ternura de nuestra fatiga.
       Acaso los rostros amigos, las fotografías, los paisajes que hemos visto juntos, tantos gestos que hemos entrevisto o sospechado, los ademanes y las palabras de ellos, todo, todo ha desaparecido y estamos solos bajo la lluvia, solos en nuestro compartido, en nuestro apretado destino, en nuestra posible muerte única, en nuestra posible resurrección.
       Te quiero con toda la ternura de la lluvia.
       Te quiero con toda la furia de la lluvia.
       Te quiero con todos los violines de la lluvia.
       Aún tenemos fuerzas para subir la callejuela empinada. Recién estamos descubriendo los puentes y las casas, las ventanas y las luces, los barcos y los horizontes.
       Tú estás arriba, suntuosa y bíblica, pero tan humana, increíble, pero, tan real, numerosa, pero tan mía.
       Yo te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño.
       Oh, visitante.
       Ya es seguro que ningún desvío nos separará.
       Iguales luces señaleras nos atraen hacia la compartida vida, hacia el destino único.
       Ambos nos ayudaremos para subir la callejuela empinada.
       Ni en nuestra carne ni en nuestro espíritu nunca pasaremos la línea del otoño.
       Porque la intensidad de nuestro amor es tan grande, tan poderosa, que no nos daremos cuenta cuando todo haya muerto, cuando tú y yo seamos sombras, y todavía estemos pegados, juntos, subiendo siempre la callejuela sin fin de una pasión irremediable.
       Oh, visitante.
       Estoy lleno de tu vida y de tu muerte.
       Estoy tocado de tu destino.
       Al extremo de que nada te pertenece sino yo.
       Al extremo de que nada me pertenece sino tú.
       Sin embargo yo quería hablar de la lluvia, igual, pero distinta, ya al caer sobre los jardines, ya al deslizarse por los muros, ya al reflejar sobre el asfalto las súbitas, las fugitivas luces rojas de los automóviles, ya al inundar los barrios de nuestra solidaridad y de nuestra esperanza, los humildes barrios de los trabajadores.
       La lluvia es bella y triste y acaso nuestro amor sea bello y triste y acaso esa tristeza sea una manera sutil de la alegría. Oh, íntima, recóndita alegría.
       Estoy tocado de tu destino.
       Oh, lluvia. Oh, generosa.

       BLUES DE LOS PEQUEÑOS DESHOLLINADORES
       ¿Te acuerdas de los turcos vendedores de
       madapolán
       y de los muñecos de trapo quemados en la
       noche de San Juan?
       ¿Te acuerdas de los pequeños deshollinadores
       y de los negros candomberos
       y de mí que en las tardes de lluvia
       detrás de los vidrios
       miraba el paisaje caído en la zanja?
       ¿Te acuerdas del muro del día escalado, ardido
       mordido como una
       fruta?
       ¿Te acuerdas de María Celeste?
       Pues hoy María Celeste es una
       prostituta.
       ¿Te acuerdas de la tienda fresca, violeta, rosa
       y el torcido y verde farol?
       ¿Te acuerdas de Juan el Broncero?
       Pues Juan el Broncero es hoy
       un ladrón.
       ¿Te acuerdas de los pequeños deshollinadores
       oscuros, oscuros?
       Pues hoy los pequeños deshollinadores son hombres
       maduros
       que chillan en las cantinas,
       escupen polvo en las negras fábricas
       y aguardan las putas fugaces
       en los baldíos y las esquinas.
     
    #1
  2. Marquez_de_Caravas

    Marquez_de_Caravas Poeta fiel al portal

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    Uy, no pensé encontrar tan buen escritor... dejo algo aquí para los que no lo han leído y para los que sí... pues disfruten de un placer conocido


    La luna con gatillo

    Es preciso que nos entendamos.
    Yo hablo de algo seguro y de algo posible.
    Seguro es que todos coman
    y vivan dignamente
    y es posible saber algún día
    muchas cosas que hoy ignoramos.
    Entonces, es necesario que esto cambie.

    El carpintero ha hecho esta mesa
    verdaderamente perfecta
    donde se inclina la niña dorada
    y el celeste padre rezonga.
    Un ebanista, un albañil,
    un herrero, un zapatero,
    también saben lo suyo.

    El minero baja a la mina,
    al fondo de la estrella muerta.
    El campesino siembra y siega
    la estrella ya resucitada.
    Todo sería maravilloso
    si cada cual viviera dignamente.

    Un poema no es una mesa,
    ni un pan,
    ni un muro,
    ni una silla,
    ni una bota.

    Con una mesa,
    con un pan,
    con un muro,
    con una silla,
    con una bota,
    no se puede cambiar el mundo.

    Con una carabina,
    con un libro,
    eso es posible.

    ¿Comprendéis por qué
    el poeta y el soldado
    pueden ser una misma cosa?

    He marchado detrás de los obreros lúcidos
    y no me arrepiento.
    Ellos saben lo que quieren
    y yo quiero lo que ellos quieren:
    la libertad, bien entendida.

    El poeta es siempre poeta
    pero es bueno que al fin comprenda
    de una manera alegre y terrible
    cuánto mejor sería para todos
    que esto cambiara.

    Yo los seguí
    y ellos me siguieron.
    ¡Ahí está la cosa!

    Cuando haya que lanzar la pólvora
    el hombre lanzará la pólvora.
    Cuando haya que lanzar el libro
    el hombre lanzará el libro.
    De la unión de la pólvora y el libro
    puede brotar la rosa más pura.

    Digo al pequeño cura
    y al ateo de rebotica
    y al ensayista,
    al neutral,
    al solemne
    y al frívolo,
    al notario y a la corista,
    al buen enterrador,
    al silencioso vecino del tercero,
    a mi amiga que toca el acordeón:
    -Mirad la mosca aplastada
    bajo la campana de vidrio.

    No quiero ser la mosca aplastada.
    Tampoco tengo nada que ver con el mono.
    No quiero ser abeja.
    No quiero ser únicamente cigarra.
    Tampoco tengo nada que ver con el mono.
    Yo soy un hombre o quiero ser un verdadero hombre
    y no quiero ser, jamás,
    una mosca aplastada bajo la campana de vidrio.

    Ni colmena, ni hormiguero,
    no comparéis a los hombres
    nada más que con los hombres.

    Dadle al hombre todo lo que necesite.
    Las pesas para pesar,
    las medidas para medir,
    el pan ganado altivamente,
    la flor del aire,
    el dolor auténtico,
    la alegría sin una mancha.

    Tengo derecho al vino,
    al aceite, al Museo,
    a la Enciclopedia Británica,
    a un lugar en el ómnibus,
    a un parque abandonado,
    a un muelle,
    a una azucena,
    a salir,
    a quedarme,
    a bailar sobre la piel
    del Último Hombre Antiguo,
    con mi esqueleto nuevo,
    cubierto con piel nueva
    de hombre flamante.

    No puedo cruzarme de brazos
    e interrogar ahora al vacío.
    Me rodean la indignidad
    y el desprecio;
    me amenazan la cárcel y el hambre.
    ¡No me dejaré sobornar!

    No. No se puede ser libre enteramente
    ni estrictamente digno ahora
    cuando el chacal está a la puerta
    esperando
    que nuestra carne caiga, podrida.

    Subiré al cielo,
    le pondré gatillo a la luna
    y desde arriba fusilaré al mundo,
    suavemente,
    para que esto cambie de una vez.



    _------------------------------------

    Es que este tipo es espectacular!
    (fue?, no, para mí sigue siendo)
     
    #2
  3. Ciela

    Ciela Poeta veterano en el portal

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    _____________________________________________

    Gracias, Marquez_de_Caravas, por traernos y recordarme este poema tan precioso y contundente de González Tuñón.


    Un abrazo.
     
    #3
  4. harman

    harman Poeta fiel al portal

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    Muy interesante tu aporte Ciela, sinceramente no he leido nada de él, pero voy a ver si lo hago je.
    saludos
     
    #4
  5. Ciela

    Ciela Poeta veterano en el portal

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    ____________________________________________________

    Gracias, harman, por rescatar este aporte. A punto de partir un par de días hacia tu tierra, llevaré conmigo a algunos poemas de González Tuñón para que otra vez y simbólicamente, vuelvan a cruzar el charco.

    Un abrazo, cumpa yorugua.
     
    #5
  6. luis saiz

    luis saiz Poeta adicto al portal

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    Oh! cómo recorre todos los huecos del alma esa lluvia,
    cómo recorre los recuerdos y los presenta tan vívidos, tan presentes,
    como esa ausencia sentida que se siente en la piel y en el corazón que late y late....
    porqué late?
    para sentir,
    para sentir?
    sí, sentir la vida..... lluvia...poesía....

    Gracias querida Ciela, por acercarnos a esos inmensos poetas que desconocemos.....

    un abrazo y gracias de nuevo......

    luis
     
    #6
  7. Ciela

    Ciela Poeta veterano en el portal

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    ____________________________________________

    Soy yo la que dice en voz muy alta, quebradita por momentos, MUCHAS GRACIAS LUIS, DE NUEVO Y POR TODO.

    UN ABRAZO.
     
    #7

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