Como es lo macro, es lo micro.

Esta mañana, he paseado por las calles.
Amplias avenidas, con todo lujo de detalles.
Tenía dinero en efectivo, y me lo he gastado.
Pan, bizcocho, pasteles, fruta, chocolate puro...


Leche de vaca con sabor a nueces, y volví cargado.


En mi visita a la ciudad que es
crisol de tres culturas: Mora, judía y cristiana...
Me he topado con un negro joven y dubitativo.
Los hay más regios y viriles, y grandes o voluminosos.


A la vuelta, me sentía como el astro Nibiru.





Masivo, atractivo, magnético y pesado.
Imperial, a cada paso que daba.
Impetuoso, como el sabor picante de los puritos
Reig canarios.


Pero no me ha caído encima ni un solo meteorito.


Ni me ha sacudido un asteroide.
A lo sumo, se ha quedado prendada de mí,
cierta actriz de cine. Con gafas de Sol, disimulaba.
Ah, cómo me miraba...


¡ Lo he advertido ! Me he percatado.


Pero seguí, camino arriba.
Junto a Speedy Gonzales: ¡ Ándele, ándele !
Lupita me está esperando.
La lupa de Sherlock Holmes, ¡ Gran detective !


La lupa que hace macro, lo micro.


Del gato doméstico, al tigre de Bengala.
Del ratoncito Pérez, al colmillo de elefante.
Del agua del río, al Mar Mediterráneo.
Y del bebé recién nacido, a toda su familia.


¡ Bienvenido a casa !

 

Pasa,pasa...
¿Dónde andabas?
Te esperé con el plato en la mesa
y la comida hecha.
Fregué y recogí.
Me eché hasta la siesta.
¡Ya te vale Gnomeo!
Me dejaste en espera.
Espero mi recompensa.
¿Me sacarás a bailar?

 

Qué el hábito no se esconda ni la anécdota de la tarde.

saludos

 

Aldonza, hija mía, ¡ Come tranquila ! Entre santa y santo, pared de cal y canto.
Ya nos veremos, y nos daremos un cálido abrazo.


Martín, el hábito no hace al monje.
Sino que el monje se hace, a fuer de una elevación permanente.
En la cuál, la meta es la búsqueda.
Dado que el saber no ocupa lugar.
Y sin embargo, por basarse todo, en los Recuerdos...
Finalmente, ¿ Qué dosis de verdad puede soportar un hombre ? Se preguntó Friedrich Nietzsche.





¿ Qué dosis de verdad puede soportar un pueblo ?