Canto para dos pañuelos

Amarte
Significó sumergirme
En la duda
En esos atardeceres
Que cerraron las palmas
cuando la palabra ha dicho todo
Y agotada
se exilia en el adiós.
Quien ama debe dejarse rozar
por ese incendiario relámpago
que nace entre el juramento y la hierba
En ese relámpago que cuelga
Sujetando dos lágrimas adelantadas al beso
ese beso que sella los suspiros
Y emocionados
Se elevan
Como globos aerostáticos
sin más aire
que ese impulso demente por encontrarte nuevamente
Cuando den la vuelta a la tierra.
Y nuestros cuerpos
también cuelgan aireándose
infinitamente
al placer y la repetición
Ordenándolo todo una y otra vez:
Un gemido por tus hombros
Un sudor fino midiendo tus senos a contraluz
O mi sexo perdido entre tus cabellos de albergue.
A esta hora
Ya dormimos sobre un perfume de pan
Y nuestros cuerpos
Al fin
Cuelgan de nuestros labios...

 

Las imágenes se suceden, una tras otra, en tus versos encendidos, Marquelo. Cariños para ti.

 

Muy amable Sra.
Dios la bendiga.

 

Me encanta esta melancolía que escribes con la tristeza de una despedida. Es una lectura que se llena de un bello simbolismo. Saludos cordiales.

 

Gracias. Muy amable.

 

Muy bello poema como acostumbras, el amor en tus dedos alcanza grandes cotas poéticas que a mí me atrapan sin remedio amigo marquelo. Un abrazo. Paco.

 

Hermoso...
Un gusto leerte querido amigo...
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Gracias Paco.

 

Hermoso y lleno de sentimiento.

 

Muy amable.

 

Muy amable.

 

Muy amable.