La siesta de Mae.

Mi gato callejero duerme la siesta
recogido y placentero
mientras el agua cae
y los cielos se desfondan.

Hoy no regaré las plantas
ni los sentimientos aturdidos.

Mae Mae brilla esos zapatos
con el sueño enternecido
para mañana brillen en sol.

Mae ni caso, ni se entera
de estos ruidos y su tormenta.

Su hocico húmedo
mi nariz fría,
el roce no le despierta
y un arrumaco de roneo
se desplaza por las aguas
al vertedero del mar
donde los bañistas
no se quieren mojar.

 

Me ha encantado este poema, donde Mae es la estrella que protagoniza una historia tan tierna. También tengo un gato que rescaté cuando merodeaba en mi jardín buscando qué comer. Ahora, se cree que es un león y me sigue a todas partes, duerme y ronrronea a los pies de mi cama en su cojín, y tiene una camita extra en cada ventana de la casa...

Un abrazo,

Gladiadora______________

 

Lindos versos a un animalito tan tierno y querendón como es el gatito regalón. Bello, estimado Birbiloke.

 

Gracias Gladiadora. El sigue siendo callejero, un superviviente. Le hice una puertecita en mi puerta para entrar y salir cuando quiera. Hoy mismo llueve y hace frío. Y ha miau de aquí no me muevo, ocupando mi cama a la pata tiesa. Está limpio y bien alimentado, hecho un tigre. Es rubio a rayas. Un abrazo.

 

Muchas gracias Francisca, amar los gatos en este caso. Los demás también o sea a nosotros. Un fuerte abrazo Francisca.