La flor de mi alegría

Es humilde esta flor de mi alegría,
sencillo su cantar al celebrarse, así,
prendido de sus dones.
Merece su perfume, y el color de la rosa
-fragante carmesí de su sonrisa-.
Merece aquello del sustrato en donde
existe, tan orgánica y sincera,
para mostrar la luz de lo que esconde:
amor que vela al hombre y lo trasciende.
Es humilde esta flor, en su labor
vulgar de tejedora,
del gesto amable siempre ante la vida.
En su raíz desnuda nos redime,
portando con la culpa del que vive
viviendo su alegría sin la culpa.
Humana risa, alquimia de su mueca
que torna en gesto alegre.
Contiene la esperanza, la exaltación del vuelo
allá en la altura, el ánimo del aire
tan puro en la tibieza del consuelo.
Y nada quema ya, ni violenta su llama,
cuanto duele del fuego cauteriza
en esta humilde flor de mi alegría.

 

hermoso...en la humildad...la sencillez, lo cotidiano...se encuentra la verdadera belleza....un abrazoz infinito....un placer leerte nuevamente.....mi buen amigo....

 

Gracias amigo por leerme. Denuevo con todos vosotros tras un tiempo de muchas ocupaciones. Un abrazo.

 

Muy bueno Emilio. Se me había escapado esta flor tuya, tan bella.

Un abrazo

 

Excelente trabajo, Colinas. Esta flor te ha inspirado un poema casi, casi perfecto(y lo digo porque la perfección no existe). Enhorabuena, poeta.Un saludo.

 

Gracias a mi amigo Pablo, por recoger esta rosa entre sus poéticas manos. Una saludo

 

Precioso poema... y muy buena forma.. Además, la alegría y la risa también se merecen poemas y solemos olvidarnos de ello... Un saludo, amigo.

 

Gracias Pablo por tu complicidad. Un saludo

 

Gracias Ramiro. No, no de perfecto nada, nisiquiera de casi perfecto puede ser alabado el poema; sin embargo el tema me parece mejor ¿verdad?. Un saludo

 

Gracias Scarlata, por pasearte por mi jardín. Las flores deben estar entre las flores. ¿A que te a gustao el piropo?. Un besillo.