En el pabellón

Tuve en mis ojos
el desierto creciendo,
en mis manos las palabras
enterrando sus silencios,
en mí pecho las heladas
simas de la tristeza.

Tuve en mí espalda
el ala cobijando recuerdos,
en mí voz el sueño
hecho un pabellón sin tiempo,
en mis piernas
el cansancio de los muertos.

porque dentro de mí, muriéndose,
tuve tu amor cada día renaciendo;
porque fuera de mí, adentrándose,
tuve tu adiós cada noche resurgiendo.

 

Toda separación es dolorosa, sobre todo cuando en verdad se siente... Y es muy honesto
el reconocerlo... quizás más adelante... llegue a tu vida otro sentimiento...
Muy real y sincera la historia, felicitaciones...
Cordialmente:

 

Compañero RSH melancólico y dolido tu poema .Recuerda que cada mañana sale nuevamente el sol

 

Muchas gracias por tus palabras.
Un abrazo cordial.

 

¡Gracias por estar! ¡Gracias por tus palabras!
Saludos.