Costumbre de ser contigo.

​

Ha empezado a nevar. Caen copos de distancia entre mi piel y tu mundo. Cada vez que es enero, esta costumbre de ser contigo sobrevuela con especial intensidad las azoteas por un pasillo descrito mediante isobaras de pereza. Un satélite desconocido arroja temblores sobre los cristales de mis ojos y comienza el escalofrío.
Me dicen las líneas de mis manos que hace tiempo fabrico con recuerdos cualquier tarde de invierno. Con el tiempo he desarrollado una habilidad especial para descubrirlas en los recodos, en el hielo blanco de las risas, en la nieve desvestida de las calles. Qué belleza esa certidumbre de venir desnuda desde otro mundo soportable.
Los días de nieve no son accidentes previsibles, concretos, más bien caprichos del invierno. En esos días en que la nieve borra el contorno de las horas y en las calles crujen blandas pisadas sin retorno, esta costumbre de ser contigo me ensordece el silencio. Mi voz se adentra en el inmenso espacio de la nada y mi piel limita con tu frío.

 

Es una prosa tan lírica que con algunos mínimos ajuste de espaciado también pasa por poema. Saludos cordiales, Engel.

 

Saludos cordiales, Sergio.
Muchas gracias por pasar y detenerte a comentar.
Un abrazo.

 

Quería presenciar tu nevada por esta ventanita de la notebook y como siempre paseo por tu delicado invierno acompañando tus miradas.
Saludos, Engel

 

Un invierno caprichoso lleno de sentimiento en el cual los recuerdos se pierden entre los copos de la nieve. Un placer leerle poeta.

 

Saludos, Maygemay.
Placer disfrutar de tu presencia. Gracias por pasar.

 

Saludos cordiales, Guadalupe. Mil gracias por pasar.