Síntomas de un inocente

Ahora, rompo con los conceptos.
Cuando el ángel salido de tus cejas
se sumió en su labor contemplativa
supe que no eras tú ni yo,
y que ni tan siquiera el dolor existía.

Gravitatorio, habitable calvario,
no te nombro, prefiero que te subas a mi tren.
No basta con quedarse en el andén.

Dios y yo lo sabemos.
Cada uno ha elegido su camino.
El mío no volverá a ti.
De una manera u otra, aborrezco el amor,
al igual que las cosas que no existen.

Verlo todo de rosa es cuestión de identificar estas creencias.
Porque yo he creído en lo que ustedes creen.

Sé:
Del temor o rechazo a lo diferente.

Pero yo no soy un concepto.
Y que pasan las cosas tan solo porque tienen que pasar.
Eso es mejor que cualquier filosofía, créanme.

A mí me la suda que no compartan lo que digo
-También es cierto que no debería compartir todo lo que pienso.-,

Sé:
Que la escritura es mi última ilusión.
Hay quien dice que pienso diferente
-Ésa es la aproximación más cercana que verán reflejada en mis textos.-,
otros pasan de largo.

Sé:
Que a nadie deja indiferente lo que escribo.
Que a todos les hace diferentes lo que escribo.

Sé:
Que no me parezco en nada a su dios.
Quizá tampoco quiera serlo
-Ello significaría una modificación ingente en mis letras.-.

Pueden preguntar lo que quieran sobre mí.
"Ni siquiera Dios se lo explicará.
No guardo secretos."

"Me pidieron que les ilustrase el camino,
pero yo prefiero la encrucijada."

"Yo soy el que atrae a Dios hacia sí."​

 

Palabras del inocente que invitan a reflexionar en lo esencial del ser y estar. Grata lectura, saludos.