Rostro desconocido-.

Y a quién le importa

si yo no tengo rostro,

acaso, una lechuza de ojos

negros e inacabados,

un cárabo de apretadas

fauces, sea mi rostro,

y mi semblante.

Sí, yo no tengo rostro:

arrastro una penumbra

de caracoles en mitad

de un desierto de tierra,

en mitad de una anarquía

de huertas compungidas.

Soy la escuadra de un ciempiés

relajado, cóncavo, inverosímil,

al límite de la ignorancia.

Soy el silencio de un maestro

retirado en primaria, con tetas

de alabastro y pies de roedor.



©

 

A quién le importo yo, será nuestro propio yo, que es tan importante y por ello nos acompañan hasta el final de nuestros días, a quién le importo yo, qué doloroso siento el poema, pero qué hermoso es porque llega de nuestra profundidad, un saludo poeta

 

Muchas gracias amiga Mayca, me alegra que te gustase el poema, un abrazo!!