Rebaños perezosos-.

Un contorno de hojas corona tu cabeza.

Llamea en ella, la flama incolora de los

días insaciables. Son el hueso duro de roer

de las aceitunas, los quesos, las despensas,

llenas de incertidumbre y vaguedad. Como

las nieblas de mi infancia, sobre la cordillera

intacta de tus senos, presentas hierbas, purezas,

montones de mermelada. Yo golpeo las rodajas

que quedan de naranja, de limón, de antiguas lluvias

caídas en las tardes polvorientas. Golpeo y golpeo,

las puertas que abren tu mirada: soñolienta ladera

de rebaños perezosos-.



©

 

Expresiones únicas que ya son un sello. Un abrazo, BEN.

 

Incertidumbre del no saber si la puerta que golpeas sin cesar se abrirá al fin. Gracias por compartir este poema tan hermoso. Saludos Chema.

 

Gracias Chema, saludos!

 

Gracias Good, un saludo!

 

Quizás pronto volveremos a vernos, a querernos y aunque
sea con los ojos tocarnos. Un gran poema Ben, me encanta
leerte, gracias por compartirlo. Recibe un beso cariñoso que
se apriete en tus mejillas.

 

Gracias mil Anamer, por tu complaciente mirada sobre mis humildes versos, tendré que ponerme al día con tus escritos, pues como ya sabes, te sigo, un abrazo!!