Celebrar el arco iris de gravedad

Querida,

He recurrido a la antigua flor del rey
porque este soleado y victorioso fin de semana
el EMP caerá sobre sus austeras cabezas.

Ciertas veces envejecemos porque
vivimos nuestro propio futuro,
y en esta guerra nos corona con la razón
prever que solo esos idiotas se convencen de lo contrario.

¿Cuándo la lógica del mundo ha perdonado a un ignorante?
¡No!, jamás lo ha hecho,
entonces entre cada ocaso me pregunto
¿por qué sus asustados rostros además se sorprenden?,
hoy me convenzo más de que el fuego
es un descubrimiento apoteósico de la humanidad
para protegernos de una primitiva adversidad
y además para someter a aquellos necios sin remedio.

Lo inerte servirá como objeto de estudio
una máquina viva sin propósito de continuar.

Oculta a nuestros hijos en nuestro sótano
a pesar de ser nosotros los elevados al azul del cielo,
me da miedo que seamos tan precisos en nuestro objetivo.

El silencio de una trama perfecta me surca los huesos
apenas he dicho mis votos y mi alma está brillando,
he llegado a pensar que ninguno de ellos podrá lamentarse
hasta tendré que dedicarme a llorarlos, al menos para ocuparme.

Hay otra cosa que se esparce en tiempos como estos
en la oscuridad, es esa estupidez de grandeza inútil
mis colegas y yo coincidimos que es un misterio
y la forma más extraña de fracasar.

Tengo que despedirme ahora, amor mio
debo procurarle solución al peso sobre mi pecho
porque eso es lo que hacemos los hombres de futuro
mejorarlo todo o destruirlo hasta sus cimientos.​

 

Ya que parece que no nos cuesta innovar en materia de destrucción quizás la esperanza radique en que nos aburramos de ello. Quién sabe.
Un abrazo, Raamses.