Lee el poeta maldito

Volumen II.
Homo sapiens maldito

Verso
El poeta maldito (Lee).
Canto, bajo el fuego de la agonia que esconde el infierno.


Después de años de anonimato
<<prisionero de sus vicios>>
en cada avenida y luz nocturna
con sus ojos inyectados de sangre/como toro en el matadero y la picadura de sus venas como mosquitos en verano y sus fiebres de artista.

En su cuerpo magro y pestilente de días de borrasca y epidemias medievales traficaba la agonía
siempre fiel a la poesía y no al portal.
Escondido entre bastiones de guadua huyendo del gentío, acostado sobre suelos polvorientos concentrado en saciar su apetito crónico de hastío a la vida.

¡Lee el poema maldito!,
poeta de una noche, de fácil escritura y pésima memoria sumido en cascadas de poemas en su cabeza y ojos:
trazaba murallas interminables con sus cataratas hasta tocar el extracto más banal e íntimo.

En su palpitar sentía el mundo en espasmos de ira y agonía cada vez que sonreía alcoholizado en el puerto de sus ideas, barcos de papel y sus sollozos bajo el arcoíris.

Sentía el olor de tierra fresca entre su nariz arrastrado por bares y pocilgas donde se servía caritativamente alcohol a las criaturas como él (los intocables) una casta inexistente ante los ojos del hombre y de dios /una casta que alimentaba el apetito del hombre con odas y versos sin importar la promiscuidad de su letra.

Era extraño ver al poeta Lee ser poeta de vidas pasadas,
de vidas nunca vividas,
de objetos olvidados e inanimados mientras él los reavivaba con su sangre y pluma.

Era autor de cada ora y obra incinerando su pellejo bajo el sol anónimo de días implacables cerniendo la esencia de la vida en pocas líneas de su biografía mundana.

Era Lee el poeta maldito en páginas manoseadas y achucharradas que había creado un éxodo de líneas del que nunca tuvo retorno en ese mar de letras donde mandaba a naufragar su pluma maldita.
-nunca más fue el mismo desde que besó la primera línea de su musa alfabética
- ¡Su mano era poesía! -
como el cardo halla placer al sentir la tibia sangre que riega su raíz puntiaguda, su mano vertía tibia al mundo desde lo arcano.
-su mano era poesía de nuevo-
despierta y cálida como halo de sol en rendijas de leña retorcida y fraguada en la selva o en círculos de insecto pusilánime.
- ¡su mano era poesía! -
en vértices de aire fresco recostada en las noches y sobre su pluma yacía a fluir nuevos versos como la luna a las mareas.
- ¡su mano excluía la poesía! -
como grano de trigo estéril sobre la tierra,
vivía su egoísmo hasta secarse.
Era la parábola del higo seco y un Dios tirano dentro de su piel; su mano excluía el amor como el infierno a las vírgenes como las sinagogas a los vientres fértiles como el cielo negaba por los siglos de los siglos el retorno de los ángeles desechados.
- ¡su mano excluía el amor! -
como la nieve excluía a los campos de tornar verdes, así su mano extendió el frío perenne en su corazón enfermizo, y en sus manos el amor se volvía tejos de sal cada vez que el amor volteara a él.
¿Su mano era aún poesía?
Una mano cadavérica que sujetaba una pluma y con dificultad daba vida a un osario apestado.
Una mano teñida por las arrugas y las acuarelas del tiempo, en su hueso delicado aún conservaba la gloria del olimpo y en su tacto vivía el sentir de cada cosa sobre todo el de la carne, Lee aún era el ave rapaz de la poesía caminando sobre hojarasca y ramas de henné!.

 

Saludos Rosmery, grato de que leas mis poemas. Cada vez que me alivio vengo al portal a dejar mi contributo . Abrazos. Y hasta la proxima

 

La introversión se hace palabra en tu poema. Letras íntimas que expresan el sentir de un momento, el ser diferente del poeta que se rompe en letras, en versos que quieren arrastrarse por tierra y tocar el cielo.
Impresionante la obra que aquí dejas. Un cordial saludo.

 

muchas gracias Luis.