El paso lento de la vida y la rapidez del día a día

Procuraré no mirar la sombra desnuda entre las ramas de los árboles.
Por Guadalupe Cisneros.

Procuraré devolver aquel gesto amable, ofreciendo mi corazón, como lo hizo Páez en su canción. Y no mirar, al menos por unos instantes, aquello que pesa sobre mis hombros: esa mochila de sombras etéreas, que aún desnudas, jalan de mí hacia un oscuro aquelarre de brujas emponzoñadas, que corren erráticamente entre gritos y con un blanco y frío plenilunio como fondo.
Entre tanto, el pellizco de las obligaciones me devuelve al deber de los mundanos quehaceres, y pienso: ojalá pudiera quedarme mirando las copas de los árboles en una eterna primavera de exuberante vegetación y ramas colmadas de frutos...

 

Poeta, que MARAVILLOSO detalle, me ha encantadoooooooooooo. Creo firmemente que la poesía se reproduce en los que nos leen, que algo bueno se puede sacar de las palabras. Hoy, en especial me ha tocado mucho su gesto de amistad. Le aplaudo su hermosa prosa y le abrazo fuerte, fuerte, fuerte en la distancia...tiene mi amistad si la desea.

De repente nos envolvemos tanto en las cosas que no tienen tanto sentido y nos dejamos que nos consuman el tiempo. Muchas gracias por poner una sonrisa en mi día algo nublado...un ramo de girasoles para ud.

 

No hay de qué, Guadalupe! Me alegro enormemente de que te haya gustado y gracias mil por ese ramo de flores! Tomo tu amistad y te ofrezco la mía. Abrazo!

 

Gracias por tu comentario! Luces y sombras, así es la existencia. Saludos