La doncella

La doncella

Era una noche triste
sin nubes, sin luna, tampoco estrellas.
El día que te fuiste,
dejando apenas huellas,
huyeron para siempre las doncellas.

Mis versos doloridos
recuerdan tu mirada y tu sonrisa,
y yazgo con gemidos
que evocan una brisa
nostálgica y de amores imprecisa.

Yo mismo me interrogo:
¿Acaso nuestro amor era baldío?
Y siento el desahogo
de un cielo tan umbrío
que vence mi desánimo y hastío.

--..--

CHU​

 

Gracias por pasar. Un abrazo. Vicente.

 

Muchas gracias por tu hermoso comentario, Manuel. Un abrazo. Vicente.

 

Buenas liras para enmarcar recuerdos de un amor que acabó allá en la umbría.

 

Maramín, Maestro... Eres un encanto. Un abrazo. Vicente.

 

¡Qué envidia me das, amigo

 

Apreciado Vicente, que belleza de liras que cuentan una historia de amor, para mí las liras siempre fueron muy difíciles, y cuando son excepcionales como las tuyas, son para guardar, para aprender. Gracias por compartirnos tu arte.
Esa pregunta de la última lira nos la hacemos muchos hombres y mujeres .
Un enorme abrazo Chu
Isabel
Yo mismo me interrogo:
¿Acaso nuestro amor era baldío?
Y siento el desahogo
de un cielo tan umbrío
que vence mi desánimo y hastío.
​

 

Mi querida Isabel... siempre has sido muy generosa conmigo. Aprecio mucho tu comentario. Un besote. Chu.

 

Querida Eva, agradezco muchísimo tu comentario y me pongo a tu disposición para cualquier cosa en lo que yo te pudiera sugerir sobre las liras. Un beso. Chu.

 

Querido Jorge, yo también lo revisaría -de hecho lo pensé- pero después de pensarlo mucho consideré que un poco de "sal y pimienta" le da gracia al poema. Un abrazo. Vicente.

 

Gracias por tu paso por mis humildes letras... Dos besos, uno en cada moflete. Chu.

 

Es para mí un honor... Te sugiero que leas a SanJuanDeLaCruz... sus liras son impresionantes. Te dejo una muestra. Verás cómo de los mismos versos nacen los susurros del viento entre las hojas del bosque. Un saludo. Chu.

Mi amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos,

la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.

--..--

San Juan de la Cruz.

 

MUCHAS GRACIAS, MIGUEL... UN ABRAZO. VICENTE.

 

Muchísimas gracias, AngelCésar... estimo mucho el que hayas pasado por aquí, al igual que te aprecio a ti. Un fuerte abrazo. Chu.