Hacia nosotros desde cualquier parte

Monje Mont · May 16, 2021

“Amor, ¿escuchas la risa que viene hacia nosotros detrás de la tormenta?”

El ADN en los restos de esa calle
nos hubo consagrado el uno al otro,
cuando el cuello alto de aquel suéter para siempre
sentenció mis ojos a los tuyos,
transmutando mis heladas en espectros de tu luz.

Aquel barrial que enlodó mis pies cuando buscaba,
como se busca “nada”, como adivinar
lo que vendrá y que cargamos en los genes,
hizo germinar en ti los arrozales.
Y las conjugaciones que renunciaban a mí
desde mi boca, se han vuelto saludables.

No sé si estamos, porque eso de los cuerpos parece a veces ilusorio,
pero sé muy bien que somos,
como son los pájaros traslúcidos que invocan a la lluvia,
como se mancha la pantera en los ojos infrarrojos
mostrando que la noche es cuestión de perspectiva,
como es la tierra cuando se abre a tus palabras,
o el miedo que a sus propios miedos va venciendo.
Mientras, el vacío extrañamente, se limita al exterior de tus contornos,
se erige una ciudad en ti que muta por las noches, una muchedumbre
que repite las viejas oraciones,
aquellas que del niño salvaguardan su conciencia,
de las velas que podrían servir a los pirómanos.

Surge una ciudad en ti, sobre todos los vampiros,
esos que entonan al primer rayo la finitud de mis tragedias.
Surge esta ciudad desnuda, negando la corrupción inevitable de los cuerpos
y el desafinado canto del sístole y la diástole.
Surge esta ciudad donde se oxida el cielo férreo
y cae vencido a la recta que apaga las distancias
pero alumbra las calles y avenidas.

Porque aunque la vida falte a su palabra, y al fin la muerte
estropee nuestro escondite, del polvo
y el agua – saliva de los dioses –,
regresaremos como Adán, al Edén del niño que juega a la pelota,
a los dedos en flor de los colores, a la novedad de las cosas en desuso,
al rocío que lava la polución en las facciones,
que más allá de los jardines se aventuran.
Regresaremos a las aguas de cristal
sobre las que podremos correr como los Lamas…
hacia nosotros, desde cualquier parte.

Cecilya · May 16, 2021

Monje Mont said: ↑

No sé si estamos, porque eso de los cuerpos parece a veces ilusorio,
pero sé muy bien que somos,
como son los pájaros traslúcidos que invocan a la lluvia,
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Nunca había tenido la oportunidad de leerte y este poema me parece precioso. Sobre todo por la riqueza emocional que tiene.
Las líneas que cito son profundamente bellas y reflexivas. Los seres humanos tendemos a identificarnos con el cuerpo, pero la esencia es inmortal y si se ama, ese sentir vence toda idea de muerte y continúa existiendo.
Fue un gusto visitar tu espacio.
Saludos y muy feliz domingo.

fabiolaselene · May 16, 2021

Monje Mont said: ↑

“Amor, ¿escuchas la risa que viene hacia nosotros detrás de la tormenta?”

El ADN en los restos de esa calle
nos hubo consagrado el uno al otro,
cuando el cuello alto de aquel suéter para siempre
sentenció mis ojos a los tuyos,
transmutando mis heladas en espectros de tu luz.

Aquel barrial que enlodó mis pies cuando buscaba,
como se busca “nada”, como adivinar
lo que vendrá y que cargamos en los genes,
hizo germinar en ti los arrozales.
Y las conjugaciones que renunciaban a mí
desde mi boca, se han vuelto saludables.

No sé si estamos, porque eso de los cuerpos parece a veces ilusorio,
pero sé muy bien que somos,
como son los pájaros traslúcidos que invocan a la lluvia,
como se mancha la pantera en los ojos infrarrojos
mostrando que la noche es cuestión de perspectiva,
como es la tierra cuando se abre a tus palabras,
o el miedo que a sus propios miedos va venciendo.
Mientras, el vacío extrañamente, se limita al exterior de tus contornos,
se erige una ciudad en ti que muta por las noches, una muchedumbre
que repite las viejas oraciones,
aquellas que del niño salvaguardan su conciencia,
de las velas que podrían servir a los pirómanos.

Surge una ciudad en ti, sobre todos los vampiros,
esos que entonan al primer rayo la finitud de mis tragedias.
Surge esta ciudad desnuda, negando la corrupción inevitable de los cuerpos
y el desafinado canto del sístole y la diástole.
Surge esta ciudad donde se oxida el cielo férreo
y cae vencido a la recta que apaga las distancias
pero alumbra las calles y avenidas.

Porque aunque la vida falte a su palabra, y al fin la muerte
estropee nuestro escondite, del polvo
y el agua – saliva de los dioses –,
regresaremos como Adán, al Edén del niño que juega a la pelota,
a los dedos en flor de los colores, a la novedad de las cosas en desuso,
al rocío que lava la polución en las facciones,
que más allá de los jardines se aventuran.
Regresaremos a las aguas de cristal
sobre las que podremos correr como los Lamas…
hacia nosotros, desde cualquier parte.
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Que hermosura de escrito con letras bellas
Un placer leerlas
Un saludo

angelcesar · May 17, 2021

Monje Mont said: ↑

“Amor, ¿escuchas la risa que viene hacia nosotros detrás de la tormenta?”

El ADN en los restos de esa calle
nos hubo consagrado el uno al otro,
cuando el cuello alto de aquel suéter para siempre
sentenció mis ojos a los tuyos,
transmutando mis heladas en espectros de tu luz.

Aquel barrial que enlodó mis pies cuando buscaba,
como se busca “nada”, como adivinar
lo que vendrá y que cargamos en los genes,
hizo germinar en ti los arrozales.
Y las conjugaciones que renunciaban a mí
desde mi boca, se han vuelto saludables.

No sé si estamos, porque eso de los cuerpos parece a veces ilusorio,
pero sé muy bien que somos,
como son los pájaros traslúcidos que invocan a la lluvia,
como se mancha la pantera en los ojos infrarrojos
mostrando que la noche es cuestión de perspectiva,
como es la tierra cuando se abre a tus palabras,
o el miedo que a sus propios miedos va venciendo.
Mientras, el vacío extrañamente, se limita al exterior de tus contornos,
se erige una ciudad en ti que muta por las noches, una muchedumbre
que repite las viejas oraciones,
aquellas que del niño salvaguardan su conciencia,
de las velas que podrían servir a los pirómanos.

Surge una ciudad en ti, sobre todos los vampiros,
esos que entonan al primer rayo la finitud de mis tragedias.
Surge esta ciudad desnuda, negando la corrupción inevitable de los cuerpos
y el desafinado canto del sístole y la diástole.
Surge esta ciudad donde se oxida el cielo férreo
y cae vencido a la recta que apaga las distancias
pero alumbra las calles y avenidas.

Porque aunque la vida falte a su palabra, y al fin la muerte
estropee nuestro escondite, del polvo
y el agua – saliva de los dioses –,
regresaremos como Adán, al Edén del niño que juega a la pelota,
a los dedos en flor de los colores, a la novedad de las cosas en desuso,
al rocío que lava la polución en las facciones,
que más allá de los jardines se aventuran.
Regresaremos a las aguas de cristal
sobre las que podremos correr como los Lamas…
hacia nosotros, desde cualquier parte.
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Magnífico poema. Un deleite pasar.
Abrazo.

LUZYABSENTA · May 17, 2021

Monje Mont said: ↑

“Amor, ¿escuchas la risa que viene hacia nosotros detrás de la tormenta?”

El ADN en los restos de esa calle
nos hubo consagrado el uno al otro,
cuando el cuello alto de aquel suéter para siempre
sentenció mis ojos a los tuyos,
transmutando mis heladas en espectros de tu luz.

Aquel barrial que enlodó mis pies cuando buscaba,
como se busca “nada”, como adivinar
lo que vendrá y que cargamos en los genes,
hizo germinar en ti los arrozales.
Y las conjugaciones que renunciaban a mí
desde mi boca, se han vuelto saludables.

No sé si estamos, porque eso de los cuerpos parece a veces ilusorio,
pero sé muy bien que somos,
como son los pájaros traslúcidos que invocan a la lluvia,
como se mancha la pantera en los ojos infrarrojos
mostrando que la noche es cuestión de perspectiva,
como es la tierra cuando se abre a tus palabras,
o el miedo que a sus propios miedos va venciendo.
Mientras, el vacío extrañamente, se limita al exterior de tus contornos,
se erige una ciudad en ti que muta por las noches, una muchedumbre
que repite las viejas oraciones,
aquellas que del niño salvaguardan su conciencia,
de las velas que podrían servir a los pirómanos.

Surge una ciudad en ti, sobre todos los vampiros,
esos que entonan al primer rayo la finitud de mis tragedias.
Surge esta ciudad desnuda, negando la corrupción inevitable de los cuerpos
y el desafinado canto del sístole y la diástole.
Surge esta ciudad donde se oxida el cielo férreo
y cae vencido a la recta que apaga las distancias
pero alumbra las calles y avenidas.

Porque aunque la vida falte a su palabra, y al fin la muerte
estropee nuestro escondite, del polvo
y el agua – saliva de los dioses –,
regresaremos como Adán, al Edén del niño que juega a la pelota,
a los dedos en flor de los colores, a la novedad de las cosas en desuso,
al rocío que lava la polución en las facciones,
que más allá de los jardines se aventuran.
Regresaremos a las aguas de cristal
sobre las que podremos correr como los Lamas…
hacia nosotros, desde cualquier parte.
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Poema intenso en emocionalidades que van reflexionando esa identificación
posible mas alla de los espacios fisicos. memorizar las esencias que son el
germen de eso, lo que se ama y que transciende de la vitalidad presente.
bellissimo. saludos amables de luzyabsenta

penabad57 · May 17, 2021

Excelente. No hay que decir más. Un abrazo.

tribuZen · May 17, 2021

Monje Mont said: ↑

“Amor, ¿escuchas la risa que viene hacia nosotros detrás de la tormenta?”

El ADN en los restos de esa calle
nos hubo consagrado el uno al otro,
cuando el cuello alto de aquel suéter para siempre
sentenció mis ojos a los tuyos,
transmutando mis heladas en espectros de tu luz.

Aquel barrial que enlodó mis pies cuando buscaba,
como se busca “nada”, como adivinar
lo que vendrá y que cargamos en los genes,
hizo germinar en ti los arrozales.
Y las conjugaciones que renunciaban a mí
desde mi boca, se han vuelto saludables.

No sé si estamos, porque eso de los cuerpos parece a veces ilusorio,
pero sé muy bien que somos,
como son los pájaros traslúcidos que invocan a la lluvia,
como se mancha la pantera en los ojos infrarrojos
mostrando que la noche es cuestión de perspectiva,
como es la tierra cuando se abre a tus palabras,
o el miedo que a sus propios miedos va venciendo.
Mientras, el vacío extrañamente, se limita al exterior de tus contornos,
se erige una ciudad en ti que muta por las noches, una muchedumbre
que repite las viejas oraciones,
aquellas que del niño salvaguardan su conciencia,
de las velas que podrían servir a los pirómanos.

Surge una ciudad en ti, sobre todos los vampiros,
esos que entonan al primer rayo la finitud de mis tragedias.
Surge esta ciudad desnuda, negando la corrupción inevitable de los cuerpos
y el desafinado canto del sístole y la diástole.
Surge esta ciudad donde se oxida el cielo férreo
y cae vencido a la recta que apaga las distancias
pero alumbra las calles y avenidas.

Porque aunque la vida falte a su palabra, y al fin la muerte
estropee nuestro escondite, del polvo
y el agua – saliva de los dioses –,
regresaremos como Adán, al Edén del niño que juega a la pelota,
a los dedos en flor de los colores, a la novedad de las cosas en desuso,
al rocío que lava la polución en las facciones,
que más allá de los jardines se aventuran.
Regresaremos a las aguas de cristal
sobre las que podremos correr como los Lamas…
hacia nosotros, desde cualquier parte.
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Bellísimo y muy sustancioso poema que merece varias lecturas...excelentes reflexiones, y esa lucha interior de la pureza, una joya poética.
Un placer saludarle, amigo Monje Mont, con el deseo de que tenga una estupenda semana.

R. Daniel · May 17, 2021

Monje Mont said: ↑

“Amor, ¿escuchas la risa que viene hacia nosotros detrás de la tormenta?”

El ADN en los restos de esa calle
nos hubo consagrado el uno al otro,
cuando el cuello alto de aquel suéter para siempre
sentenció mis ojos a los tuyos,
transmutando mis heladas en espectros de tu luz.

Aquel barrial que enlodó mis pies cuando buscaba,
como se busca “nada”, como adivinar
lo que vendrá y que cargamos en los genes,
hizo germinar en ti los arrozales.
Y las conjugaciones que renunciaban a mí
desde mi boca, se han vuelto saludables.

No sé si estamos, porque eso de los cuerpos parece a veces ilusorio,
pero sé muy bien que somos,
como son los pájaros traslúcidos que invocan a la lluvia,
como se mancha la pantera en los ojos infrarrojos
mostrando que la noche es cuestión de perspectiva,
como es la tierra cuando se abre a tus palabras,
o el miedo que a sus propios miedos va venciendo.
Mientras, el vacío extrañamente, se limita al exterior de tus contornos,
se erige una ciudad en ti que muta por las noches, una muchedumbre
que repite las viejas oraciones,
aquellas que del niño salvaguardan su conciencia,
de las velas que podrían servir a los pirómanos.

Surge una ciudad en ti, sobre todos los vampiros,
esos que entonan al primer rayo la finitud de mis tragedias.
Surge esta ciudad desnuda, negando la corrupción inevitable de los cuerpos
y el desafinado canto del sístole y la diástole.
Surge esta ciudad donde se oxida el cielo férreo
y cae vencido a la recta que apaga las distancias
pero alumbra las calles y avenidas.

Porque aunque la vida falte a su palabra, y al fin la muerte
estropee nuestro escondite, del polvo
y el agua – saliva de los dioses –,
regresaremos como Adán, al Edén del niño que juega a la pelota,
a los dedos en flor de los colores, a la novedad de las cosas en desuso,
al rocío que lava la polución en las facciones,
que más allá de los jardines se aventuran.
Regresaremos a las aguas de cristal
sobre las que podremos correr como los Lamas…
hacia nosotros, desde cualquier parte.
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Simplemente magistral!!! Cada verso es el amor en si mismo, la catapulta al paraíso, el cariño terrenal que nos llevará va la eternidad. Cada imagen y metáfora son de una exquisita belleza. Hermosísimo poema. Felicitaciones Monje Mont por su maravillosa y profunda poesía, saludos Daniel

Monje Mont · May 18, 2021

Cecilya said: ↑

Nunca había tenido la oportunidad de leerte y este poema me parece precioso. Sobre todo por la riqueza emocional que tiene.
Las líneas que cito son profundamente bellas y reflexivas. Los seres humanos tendemos a identificarnos con el cuerpo, pero la esencia es inmortal y si se ama, ese sentir vence toda idea de muerte y continúa existiendo.
Fue un gusto visitar tu espacio.
Saludos y muy feliz domingo.
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Bienvenida a mis humildes letras. Te agradezco mucho tu lectura y tu amable y motivador comentario. Que estés bien. Un abrazo.

Monje Mont · May 19, 2021

fabiolaselene said: ↑

Que hermosura de escrito con letras bellas
Un placer leerlas
Un saludo
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Muchas gracias estimada amiga Fabiola por tu amable comentario. Que estés bien. Un abrazo.

Monje Mont · May 20, 2021

angelcesar said: ↑

Magnífico poema. Un deleite pasar.
Abrazo.
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Muchas gracias estimado poeta por pasar y dejar tu amable huella. Un gusto. Un abrazo.

Monje Mont · May 21, 2021

LUZYABSENTA said: ↑

Poema intenso en emocionalidades que van reflexionando esa identificación
posible mas alla de los espacios fisicos. memorizar las esencias que son el
germen de eso, lo que se ama y que transciende de la vitalidad presente.
bellissimo. saludos amables de luzyabsenta
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Tu comentario enriquece mi escrito, estimado amigo. Gracias por tu lectura y la profundidad de la misma, así como de tu comentario. Siempre un lujo contar con tu apoyo. Que estés bien. Un abrazo.

Iván Terranova Cruz · May 21, 2021

Excelente versos, que matizan toda la profundidad y el sentir de quien escribe.
Un placer saludarlo compañero Monge.

Monje Mont · May 22, 2021

penabad57 said: ↑

Excelente. No hay que decir más. Un abrazo.
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Muchas gracias por tu visita y amable comentario, estimado poeta. Me alegra que te gustara. Un lujo contar con tu apoyo. Un abrazo.

Luis Á. Ruiz Peradejordi · May 23, 2021

Monje Mont said: ↑

“Amor, ¿escuchas la risa que viene hacia nosotros detrás de la tormenta?”

El ADN en los restos de esa calle
nos hubo consagrado el uno al otro,
cuando el cuello alto de aquel suéter para siempre
sentenció mis ojos a los tuyos,
transmutando mis heladas en espectros de tu luz.

Aquel barrial que enlodó mis pies cuando buscaba,
como se busca “nada”, como adivinar
lo que vendrá y que cargamos en los genes,
hizo germinar en ti los arrozales.
Y las conjugaciones que renunciaban a mí
desde mi boca, se han vuelto saludables.

No sé si estamos, porque eso de los cuerpos parece a veces ilusorio,
pero sé muy bien que somos,
como son los pájaros traslúcidos que invocan a la lluvia,
como se mancha la pantera en los ojos infrarrojos
mostrando que la noche es cuestión de perspectiva,
como es la tierra cuando se abre a tus palabras,
o el miedo que a sus propios miedos va venciendo.
Mientras, el vacío extrañamente, se limita al exterior de tus contornos,
se erige una ciudad en ti que muta por las noches, una muchedumbre
que repite las viejas oraciones,
aquellas que del niño salvaguardan su conciencia,
de las velas que podrían servir a los pirómanos.

Surge una ciudad en ti, sobre todos los vampiros,
esos que entonan al primer rayo la finitud de mis tragedias.
Surge esta ciudad desnuda, negando la corrupción inevitable de los cuerpos
y el desafinado canto del sístole y la diástole.
Surge esta ciudad donde se oxida el cielo férreo
y cae vencido a la recta que apaga las distancias
pero alumbra las calles y avenidas.

Porque aunque la vida falte a su palabra, y al fin la muerte
estropee nuestro escondite, del polvo
y el agua – saliva de los dioses –,
regresaremos como Adán, al Edén del niño que juega a la pelota,
a los dedos en flor de los colores, a la novedad de las cosas en desuso,
al rocío que lava la polución en las facciones,
que más allá de los jardines se aventuran.
Regresaremos a las aguas de cristal
sobre las que podremos correr como los Lamas…
hacia nosotros, desde cualquier parte.
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Una cascada de sentimientos inunda tus versos. Emociones a flor de las palabras. Belleza que nos lleva por caminos de ilusión. Muy grato recorrer tus letras, amigo. Un abrazo.

Anamer · May 23, 2021

Monje un hermoso manifiesto de emociones vas dejando en estas hermosas letras.
Como cascadas desgranas los sentimientos que han hecho presa a tu pluma y que
tan maravillosamente nos compartes. Delicia de lectura que agradezco infinito.
Besitos cariñosos apretados en tus mejillas.

Ansel Arenas · May 25, 2021

Preciosos y creativos versos desgrana en este poema al amor de sutiles toques místicos. Saludos amigo Monje, mis respetos al prodigio de su pluma.

Monje Mont · Jun 1, 2021

tribuZen said: ↑

Bellísimo y muy sustancioso poema que merece varias lecturas...excelentes reflexiones, y esa lucha interior de la pureza, una joya poética.
Un placer saludarle, amigo Monje Mont, con el deseo de que tenga una estupenda semana.
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Muchas gracias amigo TribuZen por tu lectura y tu comentario amable y motivador. Que estés bien. Un abrazo estimado poeta.

Monje Mont · Jun 3, 2021

R. Daniel said: ↑

Simplemente magistral!!! Cada verso es el amor en si mismo, la catapulta al paraíso, el cariño terrenal que nos llevará va la eternidad. Cada imagen y metáfora son de una exquisita belleza. Hermosísimo poema. Felicitaciones Monje Mont por su maravillosa y profunda poesía, saludos Daniel
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Muchas gracias estimado Daniel por tu visita y tu amable comentario. Me alegra que te haya gustado el poema. Que estés bien. Un abrazo.

Monje Mont · Jun 9, 2021

Iván Terranova Cruz said: ↑

Excelente versos, que matizan toda la profundidad y el sentir de quien escribe.
Un placer saludarlo compañero Monge.
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Muchas gracias por tu visita estimado poeta, gracias también por tu amable comentario. Que estés bien. Un abrazo.

Monje Mont · Jun 10, 2021

Luis Á. Ruiz Peradejordi said: ↑

Una cascada de sentimientos inunda tus versos. Emociones a flor de las palabras. Belleza que nos lleva por caminos de ilusión. Muy grato recorrer tus letras, amigo. Un abrazo.
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Gracias estimado amigo por tu amable paso y motivador comentario que aprecio mucho. Que estés bien y cada día mejor. Un abrazo.

Rosmery Pinilla Acosta · Jun 10, 2021

Es así, Gerardo, de volver a los inicios, cuando en el génesis del latido del sentimiento más complejo y a la vez más simple que intentamos vivir pero a duras penas lo hacemos, a lo mejor por el mismo miedo a sentir.
Un gusto leerte esta tarde, recibe un fuerte y afectuoso abrazo.

Antares · Jun 14, 2021

A veces apetece nutrirse de poemas como este cargado de sentimientos. Un placer disfrutar de su lectura. Gracias Monje Mont.

Monje Mont · Jun 15, 2021

Anamer said: ↑

Monje un hermoso manifiesto de emociones vas dejando en estas hermosas letras.
Como cascadas desgranas los sentimientos que han hecho presa a tu pluma y que
tan maravillosamente nos compartes. Delicia de lectura que agradezco infinito.
Besitos cariñosos apretados en tus mejillas.
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Muchas gracias estimada y admirada poeta por tu lectura y tu amable y motivador comentario. Que estès bien. Un abrazo.

Monje Mont · Jun 15, 2021

Daniel Villatoro Bardales said: ↑

Preciosos y creativos versos desgrana en este poema al amor de sutiles toques místicos. Saludos amigo Monje, mis respetos al prodigio de su pluma.
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Gracias estimado Daniel por leer y comentar amablemente. Tus palabras me motivan. Que estés bien. Un abrazo.

Monje Mont · Jun 17, 2021

Rosmery Pinilla Acosta said: ↑

Es así, Gerardo, de volver a los inicios, cuando en el génesis del latido del sentimiento más complejo y a la vez más simple que intentamos vivir pero a duras penas lo hacemos, a lo mejor por el mismo miedo a sentir.
Un gusto leerte esta tarde, recibe un fuerte y afectuoso abrazo.
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Gracias amiga por tu lectura profunda y tu comentario amable y que enriquece el escrito. Un gusto encontrar tu huella por este territorio de letras. Un abrazo.

Mamen · Jul 1, 2021

POEMA RECOMENDADO

MUNDOPOESIA.COM

CON TODO EL CARIÑO DE MUNDOPOESIA.COM

Monje Mont · Jul 1, 2021

Mamen said: ↑

POEMA RECOMENDADO

MUNDOPOESIA.COM

CON TODO EL CARIÑO DE MUNDOPOESIA.COM

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Muy agradecido con la administración (Julia, Mamen, Jurado) por este reconocimiento a mis humildes trazos. Que estén bien. Un abrazo.

LUZYABSENTA · Jul 1, 2021

Amigo mis maximas FELICIDADES por el reconocimiento obtenido.
es un lujo poder releer esta bella obra de amor que se extiende y deja esas vocaciones de
sentimientos vivibles y entregados en esa pureza de tu arte poetico.
saludos amables de luzyabsenta

Cecilya · Jul 1, 2021

Monje Mont said: ↑

“Amor, ¿escuchas la risa que viene hacia nosotros detrás de la tormenta?”

El ADN en los restos de esa calle
nos hubo consagrado el uno al otro,
cuando el cuello alto de aquel suéter para siempre
sentenció mis ojos a los tuyos,
transmutando mis heladas en espectros de tu luz.

Aquel barrial que enlodó mis pies cuando buscaba,
como se busca “nada”, como adivinar
lo que vendrá y que cargamos en los genes,
hizo germinar en ti los arrozales.
Y las conjugaciones que renunciaban a mí
desde mi boca, se han vuelto saludables.

No sé si estamos, porque eso de los cuerpos parece a veces ilusorio,
pero sé muy bien que somos,
como son los pájaros traslúcidos que invocan a la lluvia,
como se mancha la pantera en los ojos infrarrojos
mostrando que la noche es cuestión de perspectiva,
como es la tierra cuando se abre a tus palabras,
o el miedo que a sus propios miedos va venciendo.
Mientras, el vacío extrañamente, se limita al exterior de tus contornos,
se erige una ciudad en ti que muta por las noches, una muchedumbre
que repite las viejas oraciones,
aquellas que del niño salvaguardan su conciencia,
de las velas que podrían servir a los pirómanos.

Surge una ciudad en ti, sobre todos los vampiros,
esos que entonan al primer rayo la finitud de mis tragedias.
Surge esta ciudad desnuda, negando la corrupción inevitable de los cuerpos
y el desafinado canto del sístole y la diástole.
Surge esta ciudad donde se oxida el cielo férreo
y cae vencido a la recta que apaga las distancias
pero alumbra las calles y avenidas.

Porque aunque la vida falte a su palabra, y al fin la muerte
estropee nuestro escondite, del polvo
y el agua – saliva de los dioses –,
regresaremos como Adán, al Edén del niño que juega a la pelota,
a los dedos en flor de los colores, a la novedad de las cosas en desuso,
al rocío que lava la polución en las facciones,
que más allá de los jardines se aventuran.
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