Galileo

En su interior el ojo no nacido ve un mundo nuevo.

Quería acercarse a la sombra negra
que existe en las latitudes ignoradas,
misterios del fulgor, órbitas
que mecen los silencios,
anillos de hielo
que abrazan una esfera sin nombre.

Hay fórmulas que brillan como ángeles en éxtasis,
Galileo sabía que el desnudo de la luz
solo ciega a las pestañas de mármol.

Negó el azul del zafiro,
la santa doctrina eclesiástica
con sus moldes de carne ardiente
puso palabras de cieno que volaron como pájaros suicidas.

Solo él
ha visto a las gacelas de Orión
surcar el firmamento.

 

Algunas doctrinas, sobre todo las que se imponen como si fueran santas verdades, merecen ser negadas en nombre de la libertad.
Siempre es interesante tu manera de escribir.
Un abrazo.

 

Buenas noches
Un placer encontrar tus letras en mi despedida
Gracias
Hasta mañana

 

Y pensar que todo comenzó por su ojo enfermo.
Tus letras me hicieron viajar por mis días de estudiante en la universidad y ha sido muy agradable como has plasmado esa brillantez con la que veía el universo.
Y el cierre Penabad, excelente!! Porque vaya que si las vio.
Gracias!!!
Por compartir este magnífico poema
Mi abrazo y admiración
Camelia

 

Gracias por tu visita y palabras. Un saludo cordial.

 

Gracias a ti, Camy, por leer y por dejar tu amable comentario. Un abrazo.

 

Gracias, Margarita. Un abrazo.

 

Magnifico poema Penabad. Me encanta como tus versos expresan la visión que tenía Galileo del universo y como algunas doctrinas se negaban a aceptar la realidad. Fue un placer leer tu obra como siempre. Un abrazo.

 

Gracias, Laly, por la lectura y el generoso comentario. Un abrazo.