Errandicia.

En mis tiempos sombríos elijo el hambre y el frío
con mucho ron. Y no es que goce de su sabor
solamente que resulta ser mas asequible
y es que mis tiempos sombríos son todos mis tiempos.
Nací extraviado, no sirvo ni para pedir
nunca en la calle, ni a un amigo, ni en ningún lado
solamente yo, el ron, y la calle de almohada.
¿Cuántas veces me vieron orinado en la calle?
¿Cuántas me escupieron, con desprecio agradecido
satisfechos por tener algo, por no ser yo?
Lo supe en cuanto vi sus miradas de sabueso
su nariz arrugada y sus manos de caricia
dejando caer monedas ¡Yo no pedí nada!
tengo lo que necesito, mi odio, mis desprecios
mis versos que le cantan al silencio y mi ron.
¿Cómo hacer comprensible la auténtica miseria?
¿Cómo decir que acciones no cambian la substancia?
¿Cómo explicar de la vida espejo sin reflejo
que en la realidad no existe hasta que se muere?

Y ese perro errabundo, costal de hueso y pulgas
no requiere zapatos nuevos o celulares
capta claramente mientras lame mi botella
que la vida es lo que hay mientras nos llega la muerte.

Así nos aborrecen con errante inmundicia
el sentimiento es mutuo a los muertos retardados
que miran pasar su vida en otros menesteres
y olvidan llegar vivos al beso de la muerte
en errante inmundicia disfrazada de amor..

 

Intensísimo poema que cala hasta lo más profundo del tuétano. Cuántas son las veces que nos cruzamos con seres que ni vemos, somos como zombies no queriendo ver más allá de lo que no nos afecte. Felicidades por esta inmensa huella.

Un abrazo!

Palmira