Liras ligadas logran labrar los lúcidos locos

Prodigan sus cuidados
las parejas que tiernas se pasean:
están enamorados,
lo mejor se desean
por mucho que los viejos no los crean.​

 

No creas que es un reto
el retarte en rezongos repetidos.
No rezas, por respeto,
en rejuvenecidos
ruegos por los regalos recibidos.​

 

Contempla aquí la vieja
villa romana, bella y espaciosa;
vemos allí una teja
de una forja grandiosa
que aun conserva una cenefa hermosa.


​

 

Perdimos la partida.
Nadie gana si el dos jamás es uno.
Ni hubo despedida.
Mas creo es oportuno
decir que como tú no habrá ninguno.​

Bueno...no me rimaba con "ninguna". Nada que hacer. No significa un cambio de preferencias.

 

Perdidos en lamentos
causados por ruptura intempestiva.
Dolorosos momentos
que laceran la vida
pues quedó para siempre dividida.​

 

Las cosas de la vida
se presentan con múltiples colores;
una gama nutrida
que luce en los amores
y pálidece ante los sinsabores.

 

Nuestro amor fue divino,
pero estaba tan lejos, en el cielo.
Yo esperaba sin tino,
pero es que fue el destino
que no permitió, cruel, nunca mi anhelo.​

 

Tal vez una guirnalda
en la quietud y el sol de cada ensueño
toda deuda nos salda
en un mundo de empeño
y errores, con un ánimo risueño.​

Muy elevado el simbolismo, muy alto.

 

Pienso en volar a Marte
salir de este planeta atribulado,
pero si he de olvidarte
y amarte en el pasado
dejo el sueño partir, sigo a tu lado. ​

 

A las batallas clama.
Anclas alzaban barcazas canallas.
Apagarán la flama
mas jamás las agallas
la calaña malvada, ¡marranallas!​

 

Creo que nunca fui
cimientos de tu ingrávido castillo.
A volar no aprendí
ni canté como un grillo.
Son cosas sin el peso de un anillo.​

 

Este presente mes
se teme que el gerente repelente,
que mequetrefe es,
cercene este demente,
que el éter envenene de repente.

 

De lo virtual los chances
aproveché para poder quererte.
Tomaste mis avances
con gracia que revierte
caricias por palabras, yo sin verte.​

 

Siento, querida mía,
un gran afecto hacia tu persona
y hacia tu poesía;
espejo de neurona,
tu recuerdo consuela y no abandona.​

 

Amaba tu alegría.
Siempre tan generoso en tu decir.
Leerte cada día,
feliz a mí me hacía.
El día era agradable de vivir​

 

¿Existe el esperanto
del sincero proceder con dignidad?
Nunca se pide tanto
si obviamos, con piedad,
los crímenes de lesa humanidad.​