Memento Mori.

Dime, ¿ A qué sabe ese té ?
La muerte me miraba sonriente, mientras una última gota se resbalaba por la comisura de sus labios.
Déjame probarla, perder la inocencia, relamer tu sabiduría. Quiero beber de tu boca, fuente de conocimiento, no te tengo miedo. Pues sé que a este mundo venimos solos y de igual manera nos iremos. Deseo la verdad. Entonces, te besé, sin ser consciente de cumplir nuestro hieros gamos.
Me regalaste unos nuevos ojos, mirada celestial, donde todo era transparente. No había formas, ni colores, ni sombras, ni luces. No había un lugar más perfecto que ese, me elevaba. Lo antes conocido se iba desvaneciendo, ya no hay dolor, no existen las estaciones, ni tampoco las oportunidades.
Eres llamado el destructor, pero en ti descubría que lo que fue, ya no es y lo que podría haber sido, no será jamás. Todos los tiempos confluyen en ti, siendo mi todo y mi nada, el comienzo y el fin, mi eclipse.
Yo era esa rara avis que encontraba libertad en la jaula formada por tus huesos. Y por la noche, te cantaba canciones para dormir porque sé que estabas cansado. Caprichoso es el amor, pero el destino está escrito, una esfera que rueda,hilando y nunca parará. Nadie puede escapar de ella, Memento Mori.

 

La muerte es una compañía eterna.
Callada, prudente, discreta, confidente, y sobre todo, segura de sí misma, como la última compañera en el orgasmo final.

Es una preciosa reflexión a ser meditada con detenimiento, y disfrutada de igual modo.

 

Tengo mil explicaciones para recetarme tu texto, pero la primordial es la belleza de tus imágenes.

 

Gracias Maramin, la muerte es una sabia y fiel compañera, tantas historias que contar...
Un saludo.

 

Así es, dragon. Ella nos acepta tal como somos, no nos juzga, no nos pide nada...
Y ella no descansa, siempre tiene trabajo.

Gracias por pasarte a leer, un abrazo.

 

Muchas gracias, me alegro que lo hayas disfrutado.