Me echarán de la vida con vergüenza.

La muerte hizo su nido con gran calma.
poco a poco se enrolla entre mis piernas
Algún día entrará en mis partes tiernas
y me fecundará, cuerpo sin alma.

Me echarán de la vida con vergüenza
y habitaré las sombras, frío manto.
Nadie le escuchará al hijo su llanto
porque será el silencio quien lo venza.

Y en esa soledad de los sepulcros
entre flores y criptas, con sonrisa,
me leerá epitafios y memorias.

Sé que mis pensamientos no son pulcros
que me enferma la muerte con su prisa,
mas no ha querido darme moratorias.​

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Nadie tiene los pensamientos inmaculados mi querida Luciana; y muchas veces, la persona honesta es severa consigo misma, porque antepone valores que le inculcaron; uno de ellos es "no auto-ensalzarse uno mismo" y que los vemos hoy en muchas personas. Bien, no nos ensalcemos, pero tampoco nos coloquemos por debajo de otros ¿no te parece?

Se que estas letras es producto de tu imaginación, no obstante las moratorias nos la damos nosotros, nos la da la vida, no es potestad de la muerte; implícito está sesgar con su guadaña todo proyecto.

Me gustan tus versos por la HUMILDAD que presentas; y bueno con o sin vergüenzas, a mí me caes tú muy bien! Aparte que tienes una mirada sumamente dulce! Si, estoy segura que estas letras hay sido producto de tu imaginación, nada que ver contigo!!

Un abrazo inmenso mi reinita!!

 

Querida Beatriz, es en realidad una fábula que juega con el hecho de que cuando una mujer se embarazaba sin estar casada era echada de su hogar. Así yo digo que la muerte, me embaraza y la vida, que es mi hogar. me corre. Entonces tengo que ir al ámbito de la muerte a tener a mi hijo, quien crece entre tumbas y aprende a leer los epitafios. El último terceto es una disculpa porque pienso que tengo cerca a la muerte. Pero humilde como tal, no lo soy. Un abrazo fuerte amiga poeta. Es una suerte contar con tu compañía.