Viva el vino y el aguardiente

Que viva el buen vino y el aguardiente
y las demás bebidas alcohólicas;
el que se unge en misas tan católicas
y los que reaniman al ambiente.

Bebimos tal cosaco más sediente,
comimos carrilleras hiperbólicas;
y con chistes y fábulas diabólicas,
en la tertulia del café caliente.

El que tal más hablaba de los ocho,
por el Covid, de noche, mal se halló,
sin que se le notara lo de pocho.

Al vino y licores doy chapó
porque bien combinado con bizcocho
y galletas al Covid derrotó.

(Basado en un hecho real)​

 

Lo curioso es que de los ocho solo la mujer del contagiado lo contrajo y mira que una no estaba vacunada, pero seguro que fue en la casa con él.
Mas el susto nadie nos lo han quitado y el hisopo cosquillero.
Cordiales saludos y a beber aguardiente de Villamarín.
Castro.

 

Al aguardiente soy alérgico, pero que viva el vino como dijo un presidente. Si hay que pasar página, que sea con alicientes.
Mi vinito no falta en los almuerzos y comidas (para la cena, entre semana y a la hora de desconectar, me arreglo con el agua), y unos cuantos cigarrillos. Por lo visto, al COVID no le gustan mis hábitos.
Y aquí seguimos, felices y contentos.

Un saludote, Castro, con carajillo de por medio.

 

No cabe duda de el bicho ese es astemio. Yo tambien le doy al vino en la comida procuro no pasarme de los dos vasos y por la noche agua pero no siempre lo consigo; ahora que los festivos y fin de semana me desmadro y aveces cargo el carro.
Un abrazo y gracias por comentar.
Castro.

 

Excelente soneto que me agrado leer ante todo por la victoria frente al covid, fraterno abrazo.