Languidecen los días

Languidecen los días, álgidos

sobre la cumbre floreada, inerte,

en la antesala del conocimiento,

la imperfección del silogismo


Sobre la chimenea, el estático cuadro,

fugaces sombras proyectadas errantes

de extenuantes recuerdos vibrantes

mis manos acarician, marcos evocadores


Florecen las llamas en el hogar braseado

formas fatuas, deformadas, volátiles

las ígneas brasas forman irisaciones,

describen voluptuosas malformaciones


El fuego esfuma su calor y desvanece

decrece el fulgor y asciende su halo

mas, se pierde en favilas y humo

crepitan las paredes, dilatan el tiempo


A lo lejos, se licua el sentimiento

en horizonte, que diluye el abismo,

nubes, sellan el vacío celeste etéreo

momentos exangües extensos


Las criaturas del vacío celeste

al calor del fuego en forja politizante

investigación y ciencia, socavadas,

envilecidas del lar de la razón humana


¡Y los días volverán a renacer, cálidos!

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