Mi amor.

Mis ojos caídos y fijos en la entrada de un túnel
al que no quiero entrar.
Y me es inevitable pensar,
por cómo yo pienso,
que son mis pasos
los que me han traído hasta aquí.

Aunque nunca así lo quise.
Ni lo quiero.
Ni lo querré,
mi amor.

Ergonómico al mío de tantísimo que nos quisimos,
me imagino con una pena
que se me agarra al pecho
tu cuerpo
enfrente de un túnel
igual de oscuro.
Me pregunto cómo nos perdimos tanto,
mi amor.

No quiero luces al final.

Quiero

mantenerme

a oscuras.​

Y llorarte mucho,
a todas horas.
Y seguir queriéndote
toda mi vida.

Porque te quiero a mi lado,
compañera mía,
pero no nos supimos acompañar.
Porque te necesito a mi lado,
compañera mía,
pero no supimos necesitarnos.


Y aquí sigo, postrado,
pálido,
triste,
de luto.
Desamparado,
desvalido,

sólo.​

Enfrente de un camino
igual de negro que tu pelo.
Igual de largo que tu pelo.
Mucho más frío que yo.


Y el camino que dejé atrás,
el que aún miro melancólico,
aunque no siempre tuvo flores
lo recorrería siempre.
En bucle.

Contigo, mi amor.

Siempre contigo.​

Te echo de menos, Rebeca.
Te quiero mucho, mi amor.​

 

Hermosos versos sentidos nos compartes, un gusto pasar por aqui, saludos!!

 

Tanto amor, luego tanta tristeza...
Un gusto leerte. Saludos.