Un ejemplo de amistad (Romance)

Ni cuando perdió la casa
Lucio abandonó a su dueño,
cuantas veces lo adoptaron
corrió a su lado de nuevo.

Yo lo vi lamer sus penas,
consolar su desespero
y defender con sus dientes
la custodia de su sueño.

Compartir sus soledades,
sus penurias, su destierro,
durmiendo sobre cartones
y de techo, el firmamento.

Él afronta en los caminos
azotes de lluvia y viento
y cuando llega la noche,
se ovilla junto a su cuerpo.

Bajo un calor asfixiante,
cual Quijote y su escudero,
van dos escuálidas sombras
callejeando sus huesos.

Argumentan los creyentes:
-no tienen alma los perros-
no lo sé, pero hoy le he visto
vagando junto a su dueño.
​

 

Gracias Luz, una suerte para mi, tener esa mirada tuya, que es el reflejo de la luz y la ternura que te habitan.
Un abrazo
Isabel

¡Charlie! gracias por tus comentarios, siempre me parecieron reflexivos y cargados de razón; además también me han abierto puerta que me han llevado a nuevas e interesantes lecturas. Gracias por todo eso.
¡Salud, Charlie!
Isabel

Luis, qué bueno encontrarte aquí, ya sé el amor que sientes por los animales y que comparto. Desde niña, tuvimos perro, podía escribir un libro sobre sus anécdotas, el último "tito" fue un aventurero, todos lo conocían. Si, son seres realmente mágicos y pienso como tú aquí:
"Si existe el alma sería difícilmente concebible que fuera propiedad exclusiva de los humanos."
Gracia por acercarte a leer y dejar tu valioso comentario.
Un abrazo, Luis.
Isabel

Gracias; Luciana, siempre es una alegría encontrarme con tus generosos comentarios.
Un abrazo.
Isabel

 

Hola Javier, gracias por tu amable y generoso comentario. Si, creo que son una maravillosa compañía, leales y tiernos hasta el final de sus días.
Un saludo con afecto.
Isabel

 

Fijate la crueldad de algunos sistemas sociales. En un país que sirve de modelo a ciertas cabezas pensantes se prohibió la mendicidad y se obliga a los sintecho a pernoctar en albergues so pena de ser encarcelados por desobediencia. Algunas de esas personas no tienen más patrimonio que la compañía de su perro, del que son separados de modo permanente, ya que ese fiel amigo da con sus huesos en la perrera, en la que será sacrificado. Tu poema se convierte así en un alegato contra la aporafobia. No dudo de que Budapest estará mejor sin mendigos por las calles, pero eso se hace a costa de romper la magia que proponen poemas como el tuyo. Un saludo. Luis

 

Gracias Luis, por este instructivo comentario, que como siempre nos aporta conocimientos. Es muy triste eso que dices, por una parte todo parece en orden, pero debe de ser terrible para un sin techo, perder a su perro, que constituye su único bien, su familia, "y los perros a la perrera para ser sacrificados", terrible, Luis.
Me pregunto ¿Qué será lo próximo?...
Gracias por acercarte a leer y por tu comentario.
Un saludo
Isabel