Tengo una huella de mar

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Tengo una huella de mar

aquí muy dentro del alma

que va conmigo y me calma

y a veces me hace llorar.

Gaviota que en su volar

perdió el rumbo del velero

donde va su marinero,

pero fue al amanecer

que se sintió renacer

tras la huella de un lucero.



Más que huellas cicatrices

nos deja a veces la vida

y es tan profunda la herida

como lo son sus raíces.

Como eternos aprendices

seguimos las viejas huellas,

cuando de nuevo te estrellas

le buscas una razón

y encuentras la solución

entre las cosas más bellas.




creado para "Nuestro espacio"​

 

Dos buenas espinelas nos dejas; la segunda me gusta más.
Saludos.

 

Gracias Iguazu, a mi también me gusta más la segunda, a veces cuando la inspiración dormita, uno empieza aferrándose a elementos que la han sustentado durante años y de pronto surge eso que de verdad queremos decir. Es lo de bueno que tiene la mente, esa gran desconocida.
Gracias por dejar tu huella aquí.
Saludos.
Isabel

 

Ángel, ante todo gracia por tu presencia, por tu lectura, y por tu generosa huella.
Si, el mar nos abraza a los isleños, hasta viviendo en las altas montañas, el mar siempre está ante nuestros ojos. No imagino despertarme un día y otro día sin mar, de hecho cuando he viajado a lugares donde el mar está lejano, siento que me asfixio.
Si, ciertamente, la montaña es muy inspiradora Ángel.
Un abrazo fraternal.
Isabel

 

Mi estimada Luciana tenerte al otro lado es una verdadera suerte para todos, siempre atenta y generosa en tus comentarios. Gracias.
Un abrazo.
Isabel

 

Hola, Anamer, qué alegría encontrarme con tus letras en este cálido y generoso comentario.
El gusto es mío, por tu presencia.
Un enorme abrazo
Isabel