Comezón

En la cima de la ciudad
está la calma y lejana
al grito de jungla salvaje
de salvarse y sobrevivir

Un hombre gigante tiembla
y escuchas desde arriba
quien será advertido
cómo conseguir vivirlo

Una traición en el gusto
en el corazón azucarado
el brillo perdió sin limites
en la orilla del precipicio.

No hay nadie a quien escuchar
se escucha la voz propia
susurrando, aspirando
hacia atrás sin aliento.

Escucharme, contando
de nuevo grandes hazañas
y enseñanzas de ensueño
en las nubes, con el viento.

He estado aquí, por allá
quiero caminar por allá
he caminado para no regresar
y no sabré dónde más caminar

Mis pasos en el vacío
suenan con eco
resuenan con fuerza
con gran poder y silencio.

El dulce, el alivio
la perdición, la tristeza
la decepción, el coraje
la locura y lascivia no están.

Están en un vacío abismal
embotelladlos en agua simple
botellas de 350 ml de plástico
aún oigo los gritos de clemencia.

Pedían salir y vivir
pero les he matado con indiferencia
con la misma que evado
y silencio la comezón de mis pies.

 

Bueno, vuestro poema, nuevo compañero, Alan... tiene esa fogosidad; que le da su personal "sabor" a vuestro original poema. Me gustó.

 

Muchas gracias Ivan por tu apreciación, saludos