En el ombligo de la luna (Acto 5: Epílogo)

Tierra adentro, Caravana, cara con cara,
siendo simbiosis milagrosa, tu bullicio
da más flores que espinas, rompe maleficios.
Escombro sobre escombro, rama con rama.

De costa a costa, al filo de obsidiana
sobrevivimos fieles a nuestro esfuerzo diario,
¡y qué mejor sería sino dignificarlo!

Piedra con piedra en el agua y no son nada.
Una mexicana al paredón se ha encontrado
la osamenta purpurina de su amado.

Arena no es arena: en su altar rezo indignada
millares de exterminios, miró ofuscada al cielo.

Agobiada ya, conteniendo sus lamentos
se plantó, imperturbable, y nos reclamó al final
¡la inmensa y fértil tierra del conjunto nacional!

Carnaval, que diuna me lleve el carnaval
de las máscaras, que me ofrende en su rebozo;
voluta tapatía del jarabe atemporal,
frenesí apoteósico de estridente esbozo
el Viernes Santo. La Cuaresma olvidada:

Nuestra memoria gris perla en las barrancas.
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Otra vez quedó estupefacta ante la maravilla de tu palabra. Luciana.