Misiva de los enclaves

Abriré tus fojas por la fuerza
que me otorga la herrumbre
de la costa.
Soy el único titular
de esta desolación
que no se mide en hectáreas.
En vano haces alarde
sobre la edad de los árboles
contando mis anillos.
Yo soy la cifra natural del Anuario.
Y sus paredes.
Mis colores son álgidos y en la estepa
todo junco es contumaz y mortífero.
Hasta hoy no había reparado
en tu barbarie;
asfodelo tatuado en el hombro de nadie.
He postergado la yesca
del salón sibilino
sólo por que tus llaves
no se alimentan de otra cosa.
Si a la salida del mar
no vuelves con incandescencias
con la greña de los sargazos
coseré tus párpados.

 

Me encanta la amenaza de coser sus párpados con la greña de los sargazos. Maravilla. Me recordé de las incandescencias de la Noctiluca scintillans que mencionaste en un poema anterior. Un gusto leerte. Luciana.

 

Hay sargazos realmente largos como para coser unos cuantos cíclopes.
Un abrazo para vos Luciana.

 

Alucinantes líneas.
Grata lectura nos dan estos creativos versos. Felicitaciones amigo por su genial poema.

 

Gracias Daniel, la alucinación a veces se viste de cotidianeidad.
Abrazo hasta allí.

 

Eso es inevitable en el poeta.

 

Y tu que vives en el trópico lo debes presenciar en la natura a cada rato!

 

Así es amigo, alucinar nos hace escapar de la realidad social fangosa sin salidas.