Manifiesto final

Nací bajo una estrella equivocada
sobre un planeta que tampoco es mío,
lejos ya de las fuentes de ese río
que llaman Tiempo pero que no es nada.

El amor me cantó dulce balada
más bien en primavera que en estío;
me aligeré al calor y abrigué al frío
y doblé la cerviz ante la espada.

Nunca estuve donde otro no haya sido,
porque ya virgen sólo queda el Cielo
de todo el que mortal haya nacido.

Y en mi noche sin fin, soñando velo
cómo me gustaría haber vivido
en aquel viejo mundo de mi anhelo...

José Benito Freijanes Martínez
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Extraordinaria poesía, la aplaudo y guardo. Me conecta con la tierra, con la naturaleza, de forma especial. Saludos

 

Excelente soneto, José. Una profunda reflexión sobre un mundo ficticio atemporal de otro sistema solar pero que desearíamos que fuese como el nuestro, con todos sus defectos y bondades. Un saludo cordial

 

Muchas gracias, José Luis. Aprecio que te haya gustado. Es un placer. Un abrazo.

 

Me alegra que te haya gustado el soneto, FanÁngel. De nuevo te mando un cordial saludo.

 

De exquisita belleza tu soneto, me gustó la metáfora del tiempo como un río que no es nada, concepto profundo. Un placer leerlo.

 

Sí, Luciana, lo que trato de decir es que el universo y el tiempo son tan inmensamente grandes que es grande incluso la probabilidad de que todo lo que nos conforma se vuelva a encontrar en un solo ser muchas veces. Me alegro de que te haya gustado. Un saludo.

 

Muchas gracias, amable Libélula, por tus apreciaciones. A veces se pone uno a pensar en esas cosas y al final se quedan en forma de soneto. El gusto es mío de leerte por aquí.

 

Hay mucha profundidad y nostalgia perfectamente entretejidas en este soneto, José Benito.
Exquisito de principio a fin y, hablando del fin... ¡Qué cierre! ¡Para quitar el aliento!
Un abrazo.

 

Sí, estimado amigo M. Á. M. Gracias por tus apreciaciones. El mundo ha cambiado mucho en poco tiempo, y esto es lo que motiva algunos de mis sonetos. Algunos ya somos de otro planeta. Otro abrazo.