El bosque de mis huellas

Los peldaños de la nostalgia bajan hasta la raíz de mi nombre.

Se ven enmohecidos como si ya nadie, nunca más,
hubiera pisado su mapa de infancia, sus ríos de juventud,
su corazón de viento.

Mis huellas no quieren ser testigo de mí,
su analogía es de árbol, crecen, brincan sobre los rectángulos
para salir de lo oscuro, verticales como pájaros de la luz,
posan su arquitectura sin alma en las costillas de un armazón
llamado tiempo.

Mis huellas son un bosque que no cesa de marchar hacia el olvido.

 

Gracias, marlene, por la visita y el amable comentario. Un abrazo.

 

Ese bosque de nostalgia aparece y nos circunda cuando avanzan los años, y una manera positiva de transitar sus sendas es escribir poesía que ponga en palabras esas impresiones, que en una pluma de calidad como la tuya, se vuelven emociones comunes a toda alma sensible.
Imposible no identificarse.
Es un gusto leerte, amigo.
Un abrazo con admiración.

 

Gracias, Cecy, por tu interesante comentario y por leerme. Abrazos.

 

Hermoso poema, me ha gustado mucho.
Ha sido un placer pasar.
Mis saludos.

 

Gracias por tu lectura y comentario. Un saludo cordial.

 

Un poema muy bien escrito para llevarnos a un viaje existencial, vuela tu estupenda pluma para recrearnos en la lectura de tus versos, gracias por compartirlos.

Abrazos, Alberto.

 

Gracias, Alberto, por leer y por el amable comentario. Un abrazo.

 

Leído y disfrutado desde estos montes en los que las intemperies borran las huellas, pero no el recuerdo de lo andado. El olvido quizás sea para mañana.
Un abrazo, compañero, desde estos bosques en los que nos sentimos bien acogidos por sus moradores ancestrales.

 

Gracias, Alonso, por tu lectura y el comentario que dejas. Un abrazo.