Nadie en el valle por mi mal me nombra...

En mis sendas solo crecen los abrojos
de tinieblas mi alma está cubierta
mi existencia y esperanza son despojos
y en mi pecho llevo una herida abierta.​

Cansada el alma llevo
fatigado por la ruda carga
en un mar de hiel abrevo
de desaliento y tristeza amarga.

Cual un frágil derruido muro
la fortaleza en mi ha partido
es solo un agujero oscuro
que roca a roca se ha caído.

Fue una lluviosa y triste tarde
de plúmbeo cielo ennegrecido
cuando la cruel ingrata...hubo partido,
y en la grieta envilecida de su ausencia
en caverna oscura silenciosa
cual velo que se haya descorrido
se vislumbra lejana y vaporosa
la sombra aterradora de su olvido.


Penden de un frágil hilo los amores
cuando la duda horada la confianza
se derrumban y mueren los fervores
por las toscas piedras que levantan
y distantes brechas van formando
envolviendo de sombras los clarores
oscura es la luz que le alumbrara
por las ruines mentiras y traiciones.

Asoma la penumbra y anochese
lloran los sauces y lamentan
con temblorosas lágrimas ahuyentan
mi aflicción que es una cruel afrenta.
Y si alguna vez de luz era mi sombra
y mis pasos firmes, decididos
hoy mis pasos son lentos, pesarosos
y mi penar ansioso asombra
y en el valle nadie,
por mi mal me nombra.

En homenaje a Miguel Sanchez Pesquera.

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Gracias Isabel, eres un Sol.
Un abrazo.

 

Gracias Omaris, por tus palabras.
Un abrazo.

 

Agradecido Luciana, por tus palabras.
Un abrazo.