Antes…

Antes tú y yo fuimos montaña y río,
un incalculable riego sanguíneo
que inundaba los latidos del corazón,
un beso en el labio ardiente y frío,
la luz del nuevo día en el parpadeo
y en las hondas oquedades del pecho
el alegre tintineo del amor.

Antes tú y yo fuimos melancolía
en las sombras desnudas del chopo,
nos vestíamos con sus hojas secas
y con las zarzas verdes de la orilla,
con la arcilla moldeable del alfarero
que con la maestría de sus dedos
dio forma a la comisura de tu boca.

Antes tú y yo fuimos carne y hueso
bajo el sopor de un planeta redondo,
reímos y lloramos sin consuelo
y en la melodía de nuestros besos
suspiraron las caricias en lo profundo
donde viven todas las promesas
que se dicen cuando estás enamorado.

Antes… ¿Te acuerdas como era entonces?
Como sin querer tejimos el secreto,
el latido excitado de nuestro amor
que aún brilla entre todas las luces,
y en el ardid de un mundo incompleto
nuestras caricias caídas del cielo
son pasto de un fugaz resplandor.

Antes fuimos parte de un mismo ser,
fuimos la noche y el amanecer,
la amapola y el campo de cereal,
una burbuja en una gota de cristal,
hoy somos dos puntos cardinales
en las líneas de un mapa en blanco
en cuyas calles mora nuestro amor.

Antes fue tan distinto, tan hermoso,
ahora los besos son silenciosos
y las caricias llegan del pasado,
la excitación ha dado paso al recuerdo,
a la monotonía que embarga mi pecho
junto al febril anhelo de un abrazo
y en los labios, un suspiro enamorado.​

 

Estamos amigo a un solo latido, a uno solo y como bien dices no queda tanto.
Un fuerte abrazo poeta y muchas gracias por tus palabras.