Sombreros

Para rozar el mundo
con tu canto de flores,
con tu tacto de viento,
apenas te has vestido.
Y nada es lo que era
debajo de los puentes
en donde la corriente
se acompasa al remanso,
y es un espejo verde
que avanza suavemente
hasta un nuevo retorno
latente entre los pasos.

Sin querer conmovimos
la férrea cerradura
de las miradas propias
en medio de los días
que no nos reconocen
y parecen buscarnos.
Todo se hace camino
cuando nos despertamos.
Por más que los relojes
sufran de desamparo prematuro
y nos lancen augurios
de abismos desatados,
en estas noches nuestras
en que nos anudamos
al salto inevitable.

Cuentan que los almendros
se han salido del óleo
y vagan por las calles
cercanas a tu reino,
que te han escrito versos
los locos de remate
que duermen en los puertos.
Que ya nadie te nombra
por miedo a recordarte,
que en las tardes se escuchan
cantar desde sus jaulas
los pájaros del tiempo,
que toda la distancia
que han puesto en el sombrero
no es más que un argumento
para no despeinarse.

 

Hola, amigo Maroc!
Te agradezco mucho la certera sugerencia para la última estrofa, ya le he hecho cambios en la puntuación.
El poema habla sobre el amor y sobre el coraje de marcar un rumbo propio y animarse a salirse de determinados mandatos sociales.
Muchísimas gracias por la visita y amable comentario.
Me alegra que te haya gustado.
Te mando un abrazo grande desde el sur!

 

Hay que saber florecer, hilvanar con delicadeza
el amor desde el interior.
Mirarnos desde las aguas cristalinas y
aceptar tanto nuestro punto fuerte
como nuestros retos.
Buenas letras.
saludo

 

Muchas gracias Marlene.
Abrazo grande!