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Sindrome de Alexandría

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por Gabriel Benam, 17 de Febrero de 2024. Respuestas: 1 | Visitas: 234

  1. Gabriel Benam

    Gabriel Benam Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    13 de Agosto de 2021
    Mensajes:
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    Me gusta recibidos:
    20
    I

    Murmullan las lenguas, cizaña
    propagada de familia en familia,
    aquella historia de una niña
    de enormes iris desalmadas.

    Socorro de la Fuente emana
    de su vientre un río turbio,
    apenas camina y se desangra
    sosteniendose un diluvio.

    La Natura, que no da tregua
    quiere hacer fuego en invierno,
    con un tributo glacial, observa
    el sendero de sangre en hielo.

    Y el marido, ¿en dónde está?
    Seguro por quien sabe dónde
    y se le atravesó el pajar
    en el que pajarea de noche.



    II

    Socorro de la Fuente canta
    y canta y canta, mece y cose
    pequeñas botitas rosadas
    para su hija de medianoche.

    Hermana mayor se acerca,
    quiere mirar bien sus ojitos,
    se los quiere adueñar apenas
    los vaya abrir, solo un poquito.

    Socorro de la Fuente emana
    un venero de agua alcalina,
    y no es del jabón que enjuaga
    sino sus lágrimas canijas.

    "No estés triste, canta y ora,
    ¿como se va a llamar tu niña?"
    "El de su padre, has vista gorda,
    su nombre es Alexandria".



    III

    Pende un sol blanco en el agua
    do marido ha puesto el ojo,
    es el pez bajo la escarcha
    que hace meses lo trae loco.

    "Que se ha puesto algo gordo,
    ha estado bajo tu nariz":
    Alex susurra. "Callate, tonto"
    y se esfuma en un desliz

    del Marido. Y va al pueblo,
    "Otra vez que no hay comida",
    y la Socorro, no le da pecho
    a la niña en sus huesos, tibia.

    Y Alexander, ¿A dónde va?
    Marido no sospecha a dónde
    pero él también tiene pajar
    y sabe bien como lo esconde.



    IV

    La niña no llora hace días,
    y Socorro no entiende nada,
    presiente su mirada pesada
    al dormir, en sus pesadillas.

    Una duerme si otra despierta,
    Socorro no le da alimento
    y va dormir llorando. Apenas
    la conoce, pero en secreto

    hermana a la niña le canta
    y al fin se le sucede el sueño.
    Y llora, llora. Socorro descansa
    y la niña se exausta comiendo.

    La hermana mayor la aquieta
    mientras observa a sus ojitos,
    se los quiere adueñar apenas
    se la descuiden un poquito.



    V

    "Amor, ponme en tu almohada",
    y va marido, calienta sus yemas,
    frota su vida contra la de ella.
    "Amor, también estás helada".

    "¿Qué me quieres decir con ello?"
    Y marido escapa de sus golpes
    entre saliva y uñas, desprecios
    en las sábanas hechas jirones.

    Y la niña fría duerme, duerme,
    y marido apenas las reconoce,
    que el amor de Socorro duele
    más de lo que le remite al goce.

    "Constriñe, Alex, mis pesares,
    aguja en un pajar a quien adoro,
    ignora a mi niña regando mares,
    pues se ha dormido mi Socorro".



    VI

    Cuñada a marido susurra, cerca:
    "Despierta, Socorro duerme"
    y caminan el sendero en nieve.
    Ya el vapor exhalado quema

    tanto como la propuesta dada
    al marido, que jugoso anhelo
    gana mucho más que al recelo
    que resguarda a su cuñada.

    "Verterás seis gotas de amnesia
    sobre del agua que recojen
    y te iras sin levantar sospechas
    con Alex, en un bote de roble".

    Sin embargo, el gigoló acecha,
    y Alex por la ventana a Socorro
    le ve, despierta, bien despierta,
    y la desvistió como un demonio.



    VII

    El lodo sobreviene al hielo,
    y las pisadas sucias en la casa,
    do la pareja come las migajas,
    anuncian los finales de Febrero.

    El marido abrigado no bebe
    y mira a Socorro acercar la copa
    a los labios que amó. Tan loca
    es la angustia cuando se miente.

    Y el marido no voltea, no cede
    al llanto y roba a su hija yerta,
    que hallandose la otra muerta,
    en el barco olvidará con creces.

    Y camina, camina, marido tiene
    el mirar perdido en su ser amado
    mas cae de bruces, no comprende
    el puñal clavado en su costado.



    VIII

    Debió terminar con el primero
    de los primores de la hermana,
    ¿pues que sabrá de ser villana
    alguien que no tiene ni un secreto?

    Invalidada siempre por el hecho
    de contener un vientre infertil.
    Y aunque inmole, sigue esteril;
    pero a Alexander le guardó aprecio,

    y él, como perro al amo, complice,
    atendió tan fiel a sus comandos.
    Matando, hasta acabar enamorados
    de las iris de la sobrina. Y fingen

    bien el amor, más son sanguijuelas
    que lograron bien su cometido.
    El: un vientre alquiler y ser querido.
    Ella: ser madre tras tanta espera.



    IX

    Cómplices amantes en un barco
    de roble, si no mal me acuerdo,
    con una niña ajena entre brazos,
    ya sin replantearse su denuedo.

    Al bajar del rio al mar abierto
    y divisar la libertad sobre sus ojos,
    debió pasársele aquel veneno
    a la fría y abnegada de Socorro.

    Con rostro de horror: la hermana
    ve como la niña duerme, duerme.
    Socorro a su fallecido tiende,
    destilando en sus ojos la borrasca.

    Así, Socorro de la Fuente emana
    de sus pupilas un tifón obscuro,
    y el mar, que amantes navegaban,
    los tragó hasta lo mas profundo.



    X

    Pende un sol violaceo en el agua
    y Socorro piensa, piensa en todo,
    que cuando uno se queda solo
    la conciencia se ofrenda clara.

    Observa en su reflejo el vacuo
    rumor del rio, como en sus ojos.
    Estando ahí para acabarlo todo:
    llorando, entregándose al colapso.

    Pero antes de algún precipitado
    actuar, brotó el pez de escarcha,
    disolviéndose, agónico en lágrimas
    al acercar a la niña con su nado.

    Y Socorro le mira, ninguna duerme.
    Sus cuencas de púrpura irisado
    le exigen pecho, ella lo entiende
    al cargar a su hija entre sus brazos.


    ***
     
    #1
    Última modificación: 14 de Marzo de 2024
  2. Pincoya76

    Pincoya76 Leyenda de mar.

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    Mujer
    Espléndida lectura, felicidades y gracias por compartir tu arte poético.

    Un abrazo!
     
    #2
    A Gabriel Benam le gusta esto.

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