Crónicas de atardecer

La huella que solo se reconoce

en el atardecer de las minas​

Y te quedas en esa colección desconocida

que se encuentra con el último​

aliento de los astros
Creces como una extensión de la palabra

que saltan de todas las cartas​

de todos los juramentos
Y muestran sus hitos solo cuando

arriban las flores​

y el dulce destello de cruces de diciembres.
Encima de tu hombro

un ángulo de colores​

Se deja ver
cuyas puertas dan permiso

al beso de la sangre,​

follaje de acueductos

que imprimen su peso como una salvación de dulce estío​

E imagino toda tu vía
de extremidades, desnudas, como un aparato

para comunicar salvaciones innumerables, atrapasueños de algodón,​

rueda de canto que humedece​

todo lo que adora el árbol​

para entregárselos a tu primer vuelo
de cartas

Atada a las ondas del agua​

tu viaje se reconoce como un encuentro

de ojos​

que llegan al final de su sueño,

multitud de nieve amarradas a tus zapatos,​

nevado que se agarra con las manos

llevándolo a tu boca.​

Desnuda
dejas descansar a la sombra de las

efemérides del dolor​

Hueso partido, fogata que ya no calienta en las iglesias
Pero el aire que te rodea es la extensión negra de mi cabello

extensión que deja ver todas las migas de pan del universo​

destello de hombría de ferrocarril
que se alisa
cuando la coronación deja ver

todos sus espejos
​

​

 

Saludos Alde.

 

Impresionante che. Pregunta de donde sacaste eco. Sincera admiracion por la intuicion.

 

Muy amable Eloy. Próspero año nuevo y éxitos para su poesía.

 

Un intenso poema, donde arriba el tranvía del estío. Un gusto leerte, querido poeta.

 

Es un amor que no pertenece a este mundo.
Un abrazo, Marquelo.

 

Muy amable Carolina. Saludos. Feliz año.

 

Muy amable Goodlook. Saludos. Feliz año.