Reflexión 37

Porque lo que se calla teje una trampa,
para mantenerte a gusto,
hasta que por hambre te engulla,

porque los gusanos no sueñan,
se arrastran entre la inmundicia,
y la avaricia los mata,
cuando se cansan de comer miseria,

la miseria ennegrece cualquier mañana,

porque toda luz está anclada al olvido,
lo efímero podría ser
otra forma de eternidad,
o lo único que nutre todo cielo,

aún lo bendito que habita en las alturas,
desconoce los errores de los suelos,

porque lo humano radica en el error,
y en la posibilidad de perfeccionarse,

cielos que tuercen perspectivas,

cielos que otorgan nuevos ojos,

cielos que marcan vidas,
las cortinas del espacio se cierran,
nos tendremos que acostumbrar
a la mentira,

entre cielos dolidos,
la lluvia es condena,

se quemará vivo el mundo,
porque ellos mismos se lo han buscado,

cuando los muertos clamen por dolor,
y las nubes otorguen nueva luz,

cuando la tristeza
congele nuestras lágrimas,

y la soledad sea más fría que la muerte,

no habrá fosa con sangre,

las fauces del infierno colapsarán,
y pronto todo será cielo oscuro,
y silencio eterno,

cuando sea eterno el vacío,
la consciencia será recuerdo de cordura,
la vida no se hallará en ningún lado,
será viento el tiempo,
en la inmensa cornisa,
para caer por siempre,

para besar por siempre
las almas de aquel presente,

y el presente condicionará al pasado,
hasta que cualquier futuro
no pueda soportar su dolor,

se mortificará cualquier porvenir,

en la mente de un demiurgo
a punto de desfallecer.