Epístola a Lope de Vega

Te narro, amigo Lope, mi tortura.

¿Procederá otra vez de sus poemas?

Que he delirado, creo, una locura.


¿No serán sus sonetos mis problemas,

gongorino de mente golpeada

que perturba mis sueños y fonemas?


Quizás pueda Dios con tu mirada

lejos del mundo, lejos del hebreo,

explicar mi nocturna marejada:


Pues soñé que a mi pluma desempleo

y las letras, bailando ante mis ojos,

asoman solamente si golpeo.


No se ven (no habrá miopes) anteojos

como llevo, de vidrios estridentes;

paseo sin cruzar mancos ni cojos.


Contemplo en un espejo que corrientes

desbordan callejuelas y en apuros

hay gente en los tejados ¿Y esos puentes?


Los carruajes me gruñen sus conjuros,

aires negros desatan a su paso

y te ahogas si vives intramuros.


Caminando el Madrid de mi parnaso

solo encuentro paisanos en calzones

que siguen sin dudar a su payaso.


Abandono la villa y oigo aviones,

golondrinas con fuerte griterío

que pintan en el cielo sus renglones.


Ya que en este escenario no me avío

un remanso de paz busco, asustado,

y bajo entre cañadas hacia el río.


Ya no está, no lo sé, me lo han cambiado;

su color de pureza cristalina

mudó quien sabe a qué, donde ha quedado.


No nada ya en sus aguas, repentina,

la trucha, centinela de jilgueros,

ni pesca mi martín en mi retina.


Ahora corro al bosque por senderos,

sólo veo adosados a la venta

y no hay árbol ni rastro de maderos.


¿Qué fue de aquella ardilla que se cuenta

que podía cruzar toda la España

y no tocar el suelo? ¿Qué argumenta?


Despierto de esta larga noche, extraña

y veo mi secante, mi tintero

y la plumilla fiel que me acompaña.


No prestéis atención, y soy sincero,

a estas líneas torpes y dormidas

que sirvió muy mal vino el posadero.


Se despide, entre noches desabridas,

vuestro amigo Francisco de Quevedo.

Por cierto, ¿Qué sabéis de pesticidas?

 

El vino debía ser muy malo o un elixir capaz de adelantar el futuro en sus ensoñaciones.
Interesantes tercetos encadenados, Señor Cyrano.
Mis saludos.

 

Creo que el vino tenía bastante agua y soñó con el futuro.

Gracias y un fuerte abrazo
Cyrano

 

El vino tuvo la culpa y le hizo imaginar un ordenador .
Gracias por leerlo.
Un abrazo
Cyrano

 

a mi me parece todo bien y todo redondo.
mañana me compraré la espada.

 

Perfecto Eloy, ¿ de acero templado?.

Gracias
Cyrano