En vuelo de muerte.

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Nueve mil cuatrocientos noventa días
de ser la misma sorda
¿tantos han pasado ya?

Nada cambia de rumbo
ni el silencio eterno que
me ha secuestrado los sonidos.

Tanto tiempo para llorar y reír.
Cada episodio de belleza que derraman mis ojos
son solo un escrito al viento
con tinta de lágrimas aladas en el papel.

Escribir y escribir esta tristeza,
una sombra de plástico
estirada por la fuerza
que rompe corazones
sobre la idea y el sentir.

¡Oh pobres manos mías!
huerfanas de besos en ellas y
castigadas a decir lo que la voz no puede
y sin embargo,
solo soy paloma triste
en vuelo de muerte.
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Mi dulce joven Claridad...
espero me invites a celebrar tus 27 años.

Un beso con cariño y respeto.