Todo

Me había acostumbrado a lo que implicaba todo.

No anhelaba mucho:
Que me dejaran solo,
tener la habilidad y la energía para las necesidades de la vida y poco más.
Pero apareciste y cambiaste eso.

Mezclaste mis cosas,
uniste las piezas,
acariciaste mis heridas.
Y ciertamente, lo detesté.
Me sentí como un venado que entrega el cuello al cazador.

Esperar la muerte es lo peor.
Morir… ya he muerto otras veces,
y me he recuperado de todas.
Quizá no por completo, pero lo he hecho.

Y ahora, mientras estás acostada,
envuelta en la oscuridad de la noche,
pienso que lo sabes.
Pienso que sabes que me tienes.

Y el momento en que me abrazaste
y dijiste todas esas cosas,
jugaste con todo eso.

Me pusiste en la misma posición como al que van a fusilar en el paredón.
No tuve otra opción que decidir creerte.

Es cierto que, de alguna forma,
eso es el amor:
ser tan de alguien como se pueda,

Pero… Qué complicado es todo.
Todo es tan complicado.