Grita, niña de fuego

Ya hubo suficiente maltrato
a través de la historia...
<Es hora de la gente auténtica>
de mostrar todo el enjambre de
sentimientos acumulados,
de escuchar lo que acampa bajo
el telar de primaveras sin flores
y ríos de dolor.
No calles en cada tempestad, dame tu mano
no, no calles
te quiero viva, valiente y gritando.
No quiero una mujer del tiempo de las cavernas,
jamás agachaes
la mirada
como si tu verdad no importara.
Reina en el entrepiso de tu sonrisa,
ama placenteramente,
sin freno
y desboca tu pasión
sobre mi
sin importar que la noche
esté sin estrellas,
tu fuego dará la lumbre
para los dos.
No calles nunca,
-niña de fuego-
tus gritos avivarán la llama que en mí duerme.
No importa si salen murciélagos del tejado,
solo sé tu misma,
siempre,
que mis manos estarán ahí
para abrazarte.

 

Maravilla de poema, eso si es amor, concederle ser ella misma. Un placer leerte.

 

Hola, Luciana, si no somos capaces de aceptar a otro como es, ¿qué somos? El amor debe ser una total entrega de nuestro yo real y aceptar que no existe nadie perfecto pero que aquello imperfecto, si es auténtico, será el tesoro que tenemos. Gracias por acercarte a estos versos, Luciana, un abrazo grande.