Te escribo.

Te escribo, ¿sabes?, te escribo,
te escribo porque te quiero.
Porque eres mi amor de siempre,
porque en mi mente te llevo.
Y me pongo a conversar
de esto, de lo otro y de aquello.
Voy derramándote mi alma,
como a una planta te riego.
Tal vez florezca un poema
tal vez renazca tu apego.
En estas tardes lluviosas
cuando a mí me cala el fresco
me envuelvo en un chal de lana
como tu abrazo lo siento.
La lluvia canta quedito
pero el trueno grita terco.
Mas ella lo tranquiliza
y se van amando lejos.
Con murmullos y quejumbres
y nos regalan espejos.
Y volviendo a nuestro asunto
te escribo y también te beso
que no hay día que no quiera
acordarme siempre de eso.​

 

Apasionadas y poéticas lineas para el amado.
Grata lectura.
Saludos Luciana, que este bien compañera.

 

Un susurro hecho verso.
Tierno como la lluvia,
íntimo como un recuerdo que no se va.
Poesía que abraza.
Saludos, Luciana Rubio.

 

Un placer volver a recorrer tus letras amiga Luciana.
Un fuerte abrazo desde los poéticos cielos de este halcón.

 

Te leo, ¿sabes?, te leo,
y al hacerlo me nace el alma en los dedos,
como si entre letra y suspiro
te pudiera tocar de nuevo.

Tus palabras me rozan la piel
como una brisa que se cuela por la rendija del recuerdo.
Me hablas de lluvia,
y en mi pecho llovizna también tu ausencia,
pero con cada sílaba tuya,
se me seca un poco la nostalgia.

¿Y cómo no responderte
si tu voz de tinta me abraza
como lo harían tus brazos que ya no tengo?
Tu chal de lana…
yo también lo siento,
porque tu calor —aunque lejano—
todavía me arropa los inviernos.

Te leo y me florezco,
aunque sea en secreto,
aunque nadie vea que tus letras
me riegan por dentro.
Tal vez este poema no sea jardín,
pero al menos es intento.

Te respondo, amor,
no con pluma,
sino con pecho abierto:
también te pienso
también te beso
también —sin quererlo—
te espero.