Silbatina

Por qué el silbar tanto mata como el

cigarrillo- me dije

Es tan callado este día que no siquiera

abriendo las ventanas

se escuchan las olas

( Porque siempre es bueno saber cómo va

la vida en el océano desde su feliz

nacimiento)

El último que silbó ocupaba un banco

de un parque entre los millones

de bancos que hay en el mundo

Millones que esperan Millones que

desean

Aparcar sus ojos en unos senos grandes

Imbuir en la nariz con todos los escritores

que escriben la palabra FLOR en sus

bitácoras

Y del otro lado la espera

Siempre consumiéndose más que el whisky

O las bifurcaciones de escaleras de revés

O la espera del viento más envejecido sin

manos sin pies

Sin últimos abrazos...

 

He leído, una silbatina personal, la que, nos obsequia, un mensajito personal; el que muchas, pero muchas veces se da... en nuestras existencias. Me gusta cuando nos hacen pensar... Lo felicito por el poema, compañero Marquelo.
Cordialmente.