Rendición

Levanto castillos de poesía,
fortalezas de mi corazón,
refugios para el alma mía
a salvo de la sinrazón.

Antaño mi verso protegía
a la soberana del amor,
pero pequé de cobardía
y de mi lado se alejó.

Sitiado por la melancolía
y bombardeado por el dolor
resisto noche y día
los embates de la depresión.

Ya es tan larga la agonía
que pronto arriaré el pendón
signo de mi derrota tardía
y de mi inevitable rendición.​

 

No hay que rendirse nunca, si un amor se va ya vendrá otro.
Buen poema y con buen ritmo.
Saludos

 

Paisano hombre si te da tormento ponla en cambalache a ver si te dan algo,
no me estes triste, ¿es que en Sanlucar llueve? ¿ no es por ahi verano?, jeje.
Un saludo Sanluqueño y mis cinco bellotas.

 

Binario... deponer los sentimientos ante la cobardía, definitivamente el amor es para los valientes y eso que tambien soy cobarde... -lo admito- un abrazo por estos versos tan bien logrados.

 

Yo encontré a mi media naranja amiga Mariele, al amor de mi vida, a mi compañera para la eternidad, pero la aparté de mi lado porque me comporté como un anciano huraño y amargado. La castigué y ella resistió estoicamente durante 5 años.
No tengo perdón de Dios.

Saludos y gracias por leer mis humildes versos.

 

Gracias jerezano.
Siempre es agradable leerte. Y gracias por hacer alarde de ese desparpajo que nos caracteriza a las gentes del sur.
Saludos.

 

Tienes toda la razón del mundo amigo tuti, el amor es para los valientes. Los cobardes nos sentimos sobrepasados por la magnificencia de semejante poder.
Saludos y gracias por tu comentario.

 

Hola Binario: tu dolor te encandila rendiciones, quizás sean sopresas las que encuentres, bello poema, saludos a vos

 

Gracias por tus palabras, por tu regalo y sobre todo por tu amistad.
Saludos desde el viejo continenete para ti amiga Antigona.

 

Si hay arrepentimiento hay perdón. Somos humanos y erramos, pero errar es humano y perdonar divino y seguro que si ella es una mujer tan especial te sabrá perdonar.
Un abrazo

 

Creeme amiga Mariele: mi afrenta no tiene perdón, ni de ella ni de Dios. Si, también a el agredí con mi actitud porque ella fue la respuesta a mis súplicas en un momento de mi vida en el que necesitaba compañia y fue el mismísimo Dios quien me la regaló.
Ella me dio su amor y yo solo le di mi desprecio.

Solo le pido a la vida que me consuma de la manera mas horrenda posible para pagar de esa manera por un pecado de tal magnitud.