Vidas de cartón

Ojitos tristes.
Me gustaría ser esa muñeca de trapo
que aprietas contra tu pecho.
Mientras tu madre y tus hermanos juntan cartones de los tachos.

Te veo desde el colectivo,
Y me doy cuenta,
que si vos estás ahí,
nada de lo que hacemos tiene sentido.

Juntar billetes que no tapan nuestros errores,
monedas que no sirven de escudo a la desgracia.
Tener unos puños que te hacen temible.
Una reputación respetable,
un trébol de la buena suerte
Fama,
estudios,
ducha con agua caliente,
o televisión por cable.
Que tu equipo gane el campeonato,
o se salve del descenso.
Cantar un himno vacío.
Escribirle poemas de amor a nadie.

Tanto tiempo desperdiciado en quijotadas
Nada de lo que hacemos tiene sentido, Ojitos tristes,
me doy cuenta.
Si vos estás ahí,
en la ciudad vacía.
Con frío.
Sin futuro.

(2006)

 

De qué sirve cantar un himno, cuando a travez de la ventana de ese colectivo vemos la miseria humana?...que bien por este poema que me dice que tus letras hablan de aquellos que nos necesitan (no precisamente para recordar la misma estampa en otro pais), también para llegar al corazón y pensar ¿de que manera escogemos en la urna a nuestros gobernantes?...en verdad asumimos la democracía como debe ser (observando una hoja de vida limpia), o sencillamente acomodándonos a los intereses propios y olvidando los colectivos de aquellos que más nos necesitan... Abrazo inmenso para vos mi poeta de sensibilidades para fortuna de otros que al igual que yo pensamos en un mejor mañana para tantos...!