muerte para la vida, vida para la muerte

Perros asesinos corren esta noche
El cielo arroja fuego
Y la que ahora es madre, viene a parir
Se levantan los huesos, incorporan sus tejidos,
Y un grito…
Devorada esta la sombra y muerto el guardián
Desolación espera en el páramo.
Desolación nada más.

La angustia de la madre, viaja al centro de la tierra,
levanta lava de ira, sacude la atmósfera, rompe la cadena antigua.

Se viene inminente la muerte caudilla , flota su espuma, se asoma su sombra.

La muerte cobra la primogenitura, cuando la noche abandona a sus criaturas,
La madre abandona su vida, pero ya ha despuntado el día,
la muerta se ha ido, la madre no ha muerto y tampoco está viva.

 

La muerte va y viene con su hambre a devorar lo que servido está. un abrazo amigo

 

Qué final más impactante, "la madre no ha muerto y tampoco está viva".
Lamento que la madre perdiera a su bebé, pero este poema expresa ese dolor de una manera colorida, original y profundamente escalofriante.
El uso de la palabra adecuada en el verso correcto, hacen de tu poema un relato conciso, y sin embargo lo dice todo, ¡no calla nada!; mis aplausos y estrellas poeta.