La princesa de la noche

Mírenla ahí, tranquila, en silencio, ¿Qué buscara en el firmamento? ¿Qué buscara ahí en el nocturno manto estelar?

Oíd mundo entero, oíd la voz de un poeta, que una historia contare, contare la historia de la heredera del crepúsculo, contare la historia de la princesa de la noche.

No es un lucero, pero es hija de la luna, no es parte de la luna pero tiene su belleza y la calma del astro de plata

Tiene los ojos de la luna y en ellos esta el brillo de todos los luceros, ese brillo que acompaña un enigma.

Si fuera un lucero, en el cielo estaría, pero es un ángel, una dama, una princesa que guarda en sus ojos el enigma de su vida y en sus labios encierra el sentimiento profundo del corazón.

Ella es un ángel que no vuela por el cielo, pero viaja en la memoria de aquel que busque la verdad de su mirada y el amor de su corazón.

Ríe luna, ríe por la felicidad de tu princesa, deja que tus esperanzas lleguen a sus oídos y que tus lágrimas se guarden en su corazón.

Ríe astro querido que tu heredera esta aquí en paz mirando el cielo, en busca de su vida.

Ahí en serenidad absoluta, invoca al solano viento para oír en su silencio el claro sonido de su historia, para oír su pasado, vivir en su presente y anhelar la pronta llegada de su futuro.

Tiene al viento por confidente, el poeta guarda en sus versos la voz de la dulce princesa que le habla.

Dime princesa, dime quien eres, dime que esconde tu mirada, que me invita a amarte sin sentido, a amarte solo como el silencio que se rompe en el ocaso.

Óyeme princesa, déjame entrar en tu corazón, déjame ser parte de tu vida y de ver en ti una esperanza a mi corazón bohemio y solano.

Mírenla ahí, espera a la luna, yo la veo y espero de ella un suspiro, una vida, y al intentar ser parte de ella, logro ser parte de su sonrisa.

Intento, cuantas veces he intentado hablar a tus oídos y susurrarte como la brisa le susurra al cielo.

No quiero que me olvides y en paz me dejes, yo siento que eres mi mundo y no quiero perderte como he perdido ya antes.

Guarda en tus sentimientos a mi alma de poeta para que sepa como amarte sin herirte, para que viva para ti y deje su vida solo por ti.

Un suspiro tuyo basta para poder respirar por mi cuenta, una mirada tuya basta para poder ser feliz y una sonrisa tuya en nueva esperanza para mi vivir.

Ella, ella ahí espera paciente, ¿Qué espera? ¿Qué busca en el crepúsculo estelar? ¿Qué busca ahí en el manto de la luna?

Zarco cielo, zarco cielo convertido en un negro marfil solo para mostrarle a ella todo su reino.

Cuando, cuando sabré que guarda su corazón, que enigma hay detrás de su mirada, cuando mirare a la princesa como parte de mi vida.

Ahí, solo y en silencio observa el abismo nocturno y contempla la danza de las estrellas, ella no es un lucero.

Siempre atenta a cada vaivén de las nubes que cubren el firmamento, ahí, mirando fijamente el manto nocturno, ella es un ángel.

Tantos luceros, en el cielo, tantos de ellos y ella solo mira el cielo y cierra los ojos lanzando un suspiro a la luna, ella es una hermosa dama.

Ilusiones y anhelos salen de su mirada al ver en calma al silencio de la noche, al pasivo silencio de las noches de luna.

Linda doncella, mira el cielo que la luna te llama, observa a los luceros que juntos dirán tu nombre y buscan en ti lo que ellos sueñan con fervor.

Linda princesa ellos quieren tenerte como su princesa, pero yo estoy dispuesto a darte un lugar como reina en mi corazón, oye la voz de un poeta, óyeme con atención, oíd mundo entero.

Oíd mundo entero, oíd la voz de un poeta que una historia contare, contare la historia de una dama, de un ángel, de una doncella, de la reina de mi corazón, oíd con atención mundo entero, oíd mi voz que contare la historia de la heredera del crepúsculo, la princesa de la noche.

 

Muy apasionados tus versos. La lectura es buena. Te felicito.

 

Bellisimo!! Me encantó...
Un placer..