Dígole a tres hombres que agonizan...

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Dígole a tres hombres que agonizan:
yo soy el que vivo,
yo soy el que sufro mis fantasmas;
pues bien digo, yo, yo soy ese mismo,
ese mismo que se viste y que se calza.

Quien dice por soberbia un no temo a la muerte,
¡yo soy ese!, yo soy ese y no más digo –sin sarcasmo–
que en lo posible, cuando a mí llegue la suerte,
de ser devuelto el cuerpo mío al polvo inerte,
permanezca en la memoria de unos cuantos.

Dígome también aterrorizan, estas líneas,
a setenta veces siete vidas de este gato,
que es mi signo; quien piensa de costumbre
siete veces, antes de arrojar la lanza al enemigo.

....Yo no tengo pluma, y he aquí
....que derramo tinta muerta, que es mi sangre;
....yo no tengo libro, y he aquí
....que escribo en el libro de la vida,
......................que es mi cuerpo.

....He aquí también, que todas las cosas tienen vida,
....bajo el ser profeta de mi alma;
....pues bien digo, yo no soy poeta,
....soy tan sólo un predicador de mi palabra,
....por los siglos de los siglos.

....Y así será.
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Me gustó este también.

Un saludo
Luis

 

Me encanta la forma y el contenido de esta obra.
Astro, logras que las palabras se levanten y anden con ese toque exquisito de castellano antiguo.

Un abrazo.

 

Resonancias bíblicas para esta estumenda autoafirmación o declaración de intenciones. Rotunda. Honda.
Un saludo.