Ira de tormenta

Una tarde azul y cálida de septiembre,
las agujas verdes de los pinos
se recortan pulcras sobre el cielo
recibiendo los oblicuos rayos
del sol que dora el membrillo,
amarillo como el mimbre seco.

Los pájaros revolotean inquietos,
primero vuelan en desbandada,
después se hace un gran silencio.

Una nube grisácea como el tungsteno
se desplaza airosa sobre el pinar,
sonriendo malévola hacia el suelo,
deslumbra con torrentes cegadores
y comienza a arrojar rayos
que hacen a la tierra temblar,
a la vez que el ronco sonido
de los truenos negros
golpetean los oídos
de todos los animales del campo.

Los seres vivos se esconden presurosos
queriendo protegerse de tanta furia,
las plantas, prisioneras de sus raíces,
flexibles con el aire se bambolean,
decidiendo no oponer resistencia
y bailar con la ira desatada
de la feroz tormenta.

Tormenta de pasiones contenidas,
que cuando explota en toda su esplendor
presenta un panorama aterrador.

Pareciera que el mundo iba a extinguirse
pero la nube negra fue calmándose
a medida que sus iras expulsaba
en forma de humos, de agua y fuego,
y a los seres del bosque cruel castigaba.

Se quedó relajada, tranquila y seca,
dejose por el viento de la tarde
mecer suave y ser arrastrada
y alejose enigmática hacia el horizonte.

Las gotas de lluvia resbalaban por las hojas,
el sol brilló de nuevo cálido,
refractando sobre el cristal del agua
y convirtiendo las gotas en color de arco.

Siete arcos de color entrelazados
en una quietud calmosa de la vida
aparecieron en el cielo azulado
sustituyendo el tronar de la tormenta.

Se oyeron otra vez trinar los pájaros,
los árboles sacudieron sus ramajes,
la tierra mojada emanaba fresco aroma
y lentamente se acercó la noche.

 

Es una belleza implicita, esta la de las tormentas...

Así como los cuerpos que se juntan y se aman, la naturaleza también se ama, se junta la tierra y el cielo, mediante el agua que cae, dadora de vida, a ti te pertencemos sin igual...

Un beso linda

Eugenio

 

Poesía narrativa.

Me encantó Daniela.

Un abrazo.

 

De nuevo un paseo esplendoroso por la naturaleza de tus ojos.

Saludos